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NTECEDENTES
HISTÓRICOS.- En el año 395, al fallecer el emperador Teodosio
I el Grande, dejó a su hijo mayor Arcadio la parte oriental y a su hijo menor
Honorio la parte occidental. El Imperio romano quedó dividido en dos.
Este hecho no tiene nada de raro,
ya que anteriormente Diocleciano (284-305), viendo la imposibilidad de poder
administrar todo el Imperio, nombró a otro emperador- su amigo Maximiano
Hércules-, para que le ayudase en las tareas del estado y ambos nombraron un
cesar o primer ministro para que les llevase los asuntos del gobierno -Galerio
Maximiano y Constancio Cloro-, respectivamente, este último padre del gran
emperador Constantino I el Grande.
Mas tarde al hacerse con la Púrpura
Imperial, Constantino prosiguió la política administrativa de Diocleciano,
dividiendo el Imperio en dos: el Oriental y el Occidental, pero no la prosiguió
en la cuestión de la sucesión, que debía de ser según costumbre para los más
dignos del Imperio, sustituyéndola por la sucesión hereditaria dividiendo el
Imperio entre sus hijos, dejando a Constancio la parte Oriental y a Constante
la parte Occidental.
Teodosio debió pensar que el
Imperio romano era muy extenso para un solo emperador y lo dividió entre sus
hijos y mientras la parte Oriental –IMPERIO ROMANO DE ORIENTE-, se mantendrá
hasta el año 1453, fecha en la que los turcos conquistaron Constantinopla; el
Imperio romano de Occidente se fue poco a poco debilitando, debido a la presión
que sobre él ejercieron los pueblos germánicos de la parte septentrional de
Europa, hasta su total desaparición el año 476.
Los últimos años del Imperio de
Occidente estuvieron prácticamente gobernados por grandes generales, que
elegían, destituían o asesinaban a los emperadores a su antojo, que se fueron
convirtiendo en simples títeres de los generales. En este sentido destaca el
general Racímelo que nombrado por el emperador Avito, se volvió contra él,
obligándole a abdicar el año 456. También mandó ejecutar a Mejoriano el año 461
y probablemente a Severo III.
Ante estas circunstancias el año
467 cuando el Imperio romano de Occidente, se debatía por subsistir, el
emperador de Oriente más poderoso, intervino en los asuntos internos del
Imperio de Occidente, nombrando emperador a Artemio, que al no ser del agrado
de Racimero, lo ejecutó. El general aceptó en cambio a Olibrio, impuesto
también por el emperador de Oriente, al que no pudo ejecutar, por fallecer
repentinamente el general de origen suevo Racimero, a los cuarenta días de
subir al trono Olibrio. A los tres meses sin saber la causa Olibrio falleció y
se proclamaron a la vez tres emperadores: Glicerio, Julio Nepos y Rómulo. El
primero apoyado por Gunbodad, maestro de los soldados. El segundo proclamado
emperador con la ayuda del emperador de Oriente, como legítimo sucesor de
Antemio y el tercero Rómulo, nombrado por su padre el general Orestes, que en
un principio estaba al frente de las tropas en las Galias y más tarde de las
tropas bárbaras del Imperio en Italia.
Entablada la guerra civil entre
ellos, la lucha fue muy breve, ya que el año 474 Glicerio al no poder contar
con la ayuda de Gunbodad, fue derrotado por Nepos; a su vez Orestes vence a
Nepos obligándole a abandonar Rabean y nombra emperador a su hijo.
En relación a la
península Ibérica hay que tener en cuenta un hecho importante: la invasión
desde la parte septentrional de Europa de los pueblos bárbaros: suevos,
vándalos y alanos a la Península. El hecho arranca del año 409 cuando el
general Geroncio se levanta en la Galia contra Constantino II y su hijo
Constante. Los pueblos bárbaros aprovecharon la guerra civil de los romanos y
en un segundo intento arribaron en la Península de acuerdo con el emperador
Honorio. Los suevos ocuparon Galicia, los alanos la Lusitana y los vándalos la
Bética.
Con este
panorama y con Rómulo como emperador, intentando ser reconocido por Oriente aparece
Odoacro, rey de los hérulos (germánico) y guarda personal suyo, se subleva y
declara la guerra a Rómulo y a su padre Orestes, al que vence y asesina,
perdona la vida a Rómulo Augustulo, encerrándolo en el castillo de Lucullana,
en donde murió más tarde y se hace coronar rey de Italia, dando fin al Imperio
romano de Occidente en septiembre del año 476.
Poco le duró la
alegría a Odoacro, ya que el emperador de Oriente Zenón (También bárbaro)
desconfiando de Odoacro, envió a Ravena a su comisario imperial Teodorico I,
que lo asesinó en el curso de una cena. A Zenón tampoco le salió bien lo que
deseaba ya que Teodorico, muerto Odoacro se estableció en Rávena como emperador
de Occidente y le costaría más tarde diez años a Justiniano derrocarlo. Es
curioso que Roma fundada el año 753 antes de Cristo por Rómulo, termine el año
476 después de Cristo, con un emperador cuyo nombre era el mismo que el del
fundador, 1229 años después de la fundación de Roma y 146 años desde que
Constantino trasladara la capital de Roma a Constantinopla.
Lo mismo ocurrió en el año 1453 con
Constantinopla, cuando fue conquistada por los turcos, el nombre del
último emperador Constantino XII, coincidía con el nombre del fundador
Constantino I. De ahí que los habitantes de la ciudad temían que el ciclo vital
de la ciudad se cerrase como había ocurrido con Roma.
Este fue el fin del Imperio romano
de Occidente; pero la verdadera decadencia y la causa de su desaparición
arrancan con la muerte del emperador Teodosio I, a partir de su fallecimiento,
con el poder de sus sucesores disminuido, los visigodos cansados de la tutela
del emperador, proclamaron rey a Alarico I que inmediatamente se dispuso a
conquistar tierras en donde establecerse.
Las invasiones
germánicas sobre el Imperio romano, en general respondían a una necesidad de
carácter social y económico, producida por el constante aumento de la población
germánica, que al no disponer de bastante territorio para sobrevivir, iniciaron
una emigración en masa, en busca de nuevas tierras en donde establecerse. Los visigodos
no se propusieron la destrucción del Imperio romano, con menor cultura que los
romanos, asimilaron y respetaron su cultura, sus costumbres y su arte.
El fin de todos ellos fue muy
distinto, ya que mientras los alanos fueron derrotados por los visigodos; los
vándalos emigraron al Norte de África y los suevos se unieron a los visigodos
en tiempos del monarca Recaredo I, al conseguir este la unidad espiritual de
todos los hispanos.
Los vándalos fueron luego expulsados
del norte de África por los bizantinos, en tiempos del emperador Justiniano
(527-567), que habían llegado a la Península, llamados por el noble Atanagildo
en su lucha con el monarca Ágila.
Este hecho va a tener gran
trascendencia desde el punto de vista artístico, ya que con ello no solo se
introduce en la Hispania el arte bizantino, sino que los
bizantinos asimilan el arte paleocristiano de Extremo Oriente, y lo transmiten
al reino Visigodo de la Península.
El origen del pueblo visigodo como
los demás bárbaros que invadieron la península Ibérica, está en la Germánica.
En el siglo III después de Cristo, se van constituyendo tribus bien organizadas
germánicas (visigodos, ostrogodos, vándalos, alanos burgundios y suevos ), así
como algún que otro pueblo que no instigó al Imperio romano, a los que había
que añadir al pueblo Huno, cuyos habitantes situados en Europa más hacia
Oriente, que también invadieron al Imperio.
Los romanos a todos estos pueblos
los denominaban BÁRBAROS DEL NORTE, por su escasa cultura y por hallarse
situados al norte de sus fronteras.
Fueron los bárbaros los que
terminaron con el Imperio romano de Occidente el año 476, al proclamarse
Odoacro rey de Italia. A partir de esa fecha el Imperio de Occidente se
escindió en una serie de estados bajo dinastías hereditarias, algunas de ellas
reconociendo la autoridad del emperador de Oriente.
Entre los que no reconocían la
autoridad del Emperador de Oriente, estaban los visigodos, que son los que
invaden la península Ibérica romana, fundando el REINO VISIGODO HISPANO.
En un principio todos los bárbaros
invadieron el Imperio, al ser menos numerosos (un millón de bárbaros contra
cincuenta millones de romanos), estos los fueron conteniendo fuera de sus
fronteras, pero la debilidad de los emperadores de Roma, fue la causa de que
los visigodos intenten conquistar Italia con su monarca Alarico al frente, que
había sabido dar a su pueblo cierta unidad, con el fin de buscar un territorio
en donde establecerse.
La guerra civil entre los monarcas
visigodos Atanarico y Fritigern, hizo que retrasasen la idea de invadir Italia
y de acuerdo con el emperador Valentiano I (364-375) y de su hermano Valente,
que había sido nombrado augusto por aquel de la parte Oriental del Imperio, los
visigodos se instalaron en la región de la Tracia, sin mucho problema para el
Imperio. La violencia que desataron contra ellos los romanos, fue el motivo de
que los visigodos con su monarca Alarico invadieran la parte Oriental del
Imperio y en la batalla de Adrianópolis acabasen con la vida de Valente el año
378.
Al revestir la Púrpura Imperial
Teodosio I el grande, a pesar de sus grandes dotes político- militares, no pudo
someter del todo a los visigodos y optó por hacer la paz con ellos, otorgándole
las regiones de la Tracia y de la Mesia, además de ofrecerle cierta
participación en su gobierno.
A la muerte de Teodosio, los
visigodos cansados de la tutela de su sucesor Honorio, proclamaron rey a
Alarico, que se dispuso a conquistar tierras en donde establecer a los suyos,
atacando Constantinopla y varias ciudades de Grecia, que además de
conquistarlas las saquean. Desde Italia marchó contra ellos el general de
Honorio, Estilicón, que con gran talento político –militar los vence sin mucha
dificultad y para impedir nuevas revueltas prefirió pactar con ellos,
ofreciéndole la región de Iliria para que se estableciesen con carácter de
aliados de Roma.
Alarico, no conformándose con lo
ofrecido por Estilicón, invade Italia llegando hasta las puertas de Milán y de
nuevo va a ser Estilicón el que salve a Roma en las batallas de Pollentia y de
Verona.
Estilicón general de Teodosio, por
mandato de este ejerció de tutor de su segundo hijo Honorio, al recibir de su
padre la parte Occidental del Imperio, siendo menor de edad con solo once años.
Aunque en teoría era el tutor y general de Honorio, por la debilidad de Arcadio
ejerció la tutela de los dos hermanos y de las dos partes del Imperio en que
había quedado dividido. Influyó mucho sobre arcadio para que asesinase a su
tutor Rufino, el Prefecto Pretoriano que dirigía en un principio su política,
ya que este había entablado una disputa con Estilicón por la hegemonía de todo
el Imperio. La muerte de Rufino dejó el poder de Arcadio en manos de su esposa
Eudoxia, Gainas el Godo y finalmente en manos del Prefecto Antemio, que no le
ofrecía mucho problema, para que Estilicón llevase a cabo su proyecto, que no
era otro que la REUNIFICACIÓN DE TODO EL IMPERIO.
El problema radicaba en que el
territorio de Iliria, muy rico en minas de plata, había quedado en poder de
Oriente, al otorgárselo Estilicón a los visigodos, creó cierta envidia en
Constantinopla, y los gobernantes de Arcadio enviaron a Alarico a luchar a
Italia contra Estilicón. El resultado de todo ello fue que Arcadio mandase
asesinar a Rufino, por orden de Estilicón, este además de vencer a los
visigodos y mantener el Imperio Occidental por cierto tiempo, extendió su
hegemonía por las dos partes del Imperio, que era a lo que aspiraba Rufino.
Estilicón era uno de los mayores
terratenientes de Italia, además de estar mal visto por los gobernantes de
Arcadio, ya que continuamente se entrometía en sus asuntos, tuvo también el
error de que el año 406 al invadir los alanos, vándalos y suevos las Galias,
fuesen atraídos por Estilicón para que se asentaran en la Península, con la
idea de nombrar a su hijo Eucher emperador. Más tarde el año 408 la traición
fuese descubierta y padre e hijo fueron ejecutados.
La muerte de Estilicón la aprovecha
Alarico para invadir de nuevo a Italia, llegando a sitiar y ocupar Roma el año
410, saqueándola y llevando como motín de guerra a la hermana de Honorio, Gala
Placidia.
El mismo año fallece Alarico sin
poder hacerse con la Púrpura Imperial Romana. Le sucede su cuñado Ataulfo, gran
caudillo, que al no poder consolidar Italia, ya que Honorio se había hecho
fuerte con su general Constancio, prefirió retirarse, llevando como prisionera
a Gala Placidia y de acuerdo con el emperador Honorio, para que le facilitase
tierras en donde situar a su pueblo (unos cien mil visigodos de los cuales
veinte mil eran guerreros), se trasladó atravesando los Alpes a la Galia
ocupando la parte meridional de aquella región, en donde fijó su capital en
Tolosa, que perduró como capital de los visigodos hasta el año 507.
Después de apoderarse de otras
ciudades galas como Carbona y Burdeos y de contraer matrimonio con Gala
Placidia; Ataulfo deseaba tener buena amistad con Honorio y aunque se
autoproclamó representante del poder imperial por el citado matrimonio. Honorio
no veía con buenos ojos los triunfos de Ataulfo y su general Constancio que
también pretendía la mano de su hermana Gala, con la que se desposó una vez
muerto Ataulfo; envió una armada contra los visigodos, bloqueándole los puertos
meridionales de la Galia privándoles de los recursos para subsistir y Ataulfo,
de acuerdo con su esposa, que no deseaba más contenciosos con su hermano, cruzó
los Pirineos ocupando la Tarraconense romana sin oposición alguna, que agregó a su reino de Tolosa.
De los reyes visigodos que tuvieron
algo importante que ver en el mantenimiento del Reino Visigodo Hispano, durante
los 300 años de existencia, hay que citar a los siguientes:
WALIA, (415-418) sucedió a Ataulfo
el año 415, unido a Roma como federado, venció a los suevos, vándalos y alanos
en la península Ibérica y aseguró la ciudad de Tolosa como capital de su reino.
TEODORICO I, (418-451), se enfrentó
a Atila formando parte de una coalición de galos y otros bárbaros, y aunque
todos ellos lo vencieron en los Campos Cataláunicos, el monarca perdió allí la
vida.
TEODORICO II, (453-466) venció a
los suevos en la península Ibérica y a los burgundios, que se habían situado en
la parte sur de la Galia.
ALARICO II, (484-507) fue el gran
monarca visigodo, obra suya fue el BREVIARIO que lleva su nombre, con el que impartió
justicia. Tuvo la desgracia de encontrarse con el monarca franco Clodoveo, que
con la ayuda de la Santa Sede, ciudad tras ciudad conquistó toda la Galia y por
supuesto al reino visigodo. Aunque Alarico luchó con todas sus fuerzas fue
vencido en la batalla de Vouillé, perdiendo el reino de Tolosa y la vida. El
reino visigodo quedó desde entonces reducido a la parte que habían conquistado
en la península Ibérica.
GELALEICO, (507-511) Fue el que
llevó a su pueblo a establecerse definitivamente el la Hispania el año 507,
iniciando lo que sería el REINO VISIGODO HISPANO, con la capital en un
principio en Barcelona, trasladada posteriormente a Mérida y definitivamente a
Toledo, a medida que fueron conquistando la mayor parte del territorio de la
península Ibérica.
TEUDIS, (531-548) Llevó la capital
a Mérida, tuvo serios problemas con sus hermanos de raza: LOS OSTROGODOS, que
aunque se habían fraccionado de los visigodos, dirigiéndose hacia Oriente.
Apoyados por el emperador Zenón, se entrometieron en los asuntos internos de
los visigodos, por no aceptar estos la supremacía jurídica del emperador de
Oriente en un principio, y más tarde al no aceptar la restauración del Imperio
romano de Occidente, impuesto por el monarca ostrogodo Teodorico I el Malo, que
al asentarse en Rávena y asesinar a Odoacro, intentaba restaurar el Imperio de
Occidente a base de una confederación de los reyes bárbaros- germánicos que se
habían asentado en las provincias occidentales del antiguo Imperio Romano, no
lo consiguió por ser arriano y no tener por esta circunstancia el apoyo de la
SANTA SEDE DE ROMA. Aun así le costó a Justiniano al reunificar el Imperio
occidental, diez años para poder derrotarlo y que la península Itálica volviese
al seno del Imperio romano.
AGILA, (549-554) Persiguió de tal
manera a los hispanos romanos sobre todo a los cristianos, que hizo que se
levantase contra él, el noble Atanagildo, que se puso al lado de los cristianos
y de los visigodos descontentos, como contaba con un ejército inferior al del
rey, cometió el error de pedir ayuda a los bizantinos. La confrontación
adquirió un carácter religioso y el emperador Justiniano, aprovechó la ocasión
para hacerse con una parte de la Península, que era lo que buscaba. Atanagildo
con la ayuda imperial se hizo con el poder, pero pagó cara su imprudencia, pues
terminada la contienda, se le hizo imposible expulsar de la Península a los
imperiales, que ocuparon la parte meridional del territorio hispano hasta
finales del año 621. Atanagildo al proclamarse rey, trasladó la capital
definitivamente a Toledo.
LEOVIGILDO, (565-586) atrajo al
reino suevo que ocupaba la parte noroeste de la Península, a su reino y
promulgó el CODEX REVISUS.
RECAREDO, (586-601), Durante su
reinado, el año 589 el pueblo visigodo dejó de ser arriano y se convirtió al
cristianismo de Roma.
SISEBUTO, (612-621) Luchó con todas
sus fuerzas para expulsar de la Península a los bizantinos, venciendo al
general del emperador Heraclio, Cesáreo. Entabladas las negociaciones los
bizantinos le entregaron los territorios ocupados pacíficamente. Como los
visigodos ya se habían convertido y a las luchas entre ellos se la daba un
carácter religioso, ya no era necesario mantener discordias entre ellos, al ser
todos cristianos. Durante su reinado convocó el IV concilio de Toledo.
SUINTILA, (621-631) al subir al
trono, se hicieron los intercambios del poder de los bizantinos a los
visigodos, consiguiendo así el control de toda la península Ibérica.
RECISVINTO, (653-672) fue el rey
más culto de todos los reyes visigodos, a él se debe el LIBER LUDICIORUM
–Código legislativo visigodo.
D. RODRIGO, (710-711) fue el último
rey visigodo al ser derrotado por los musulmanes en la batalla del Guadalete,
allí falleció y con ello se puso fin al reino Visigodo.
Para consolidar el reino Visigodo
hispano, iniciado con el rey Gesaleico el año 511, los visigodos han de vencer
a los alanos, que se habían asentado en la Lusitana y en la Cartaginesa; ver
emigran a los vándalos al norte de África y posteriormente conseguida la unidad
espiritual, integrar al reino Visigodo al pueblo suevo de Galicia y por último
expulsar del territorio a los bizantinos.
Logrando la unidad espiritual de
toda la península Ibérica el año 589, conquistada política y territorialmente,
condición indispensable para la creación de un arte religioso cristiano, se
inicia en la Península la cultura y el arte visigodo, en el primer tercio del
siglo VII que se prolongará hasta la invasión árabe el año 711.
Las construcciones visigodas se
inician a principios del siglo VII, una vez consolidado el reino Visigodo en la
península Ibérica. Hasta esa fecha y con los visigodos en la Tarraconense
Romana desde el año 415, se seguía construyendo en estilos paleocristiano y
bizantino, debido a que al reino Visigodo, le costó varios años consolidar la
Península, tanto territorialmente como desde el punto de vista político, social
y religioso.
De las vivencias visigodas derivan
las influencias que reciben y asimilan para edificar sus monumentos.
De su relación con los romanos
antes de su asentamiento en la Península, asimilaron el arte romano cristiano.
De su relación con los bizantinos
con la llegada de estos a la Península, no solo asimilaron el arte bizantino,
sino que al conquistar los bizantinos el norte de África a los vándalos, permitieron
que las influencias paleocristianas de Oriente, llegasen a la Península y se
plasmasen luego en las construcciones visigodas.
Desde el punto de vista cultural y
artístico, la presencia de los bizantinos en la península Ibérica, les vino muy
bien a los visigodos, pero les fue muy negativo en lo que respecta a lo
político militar, ya que a los visigodos les costó casi un siglo expulsarlos de
la Hispania.
Un hecho muy importante del reino
visigodo fue su conversación al cristianismo en el año 589, que supuso que toda
la Península quedase practicando la misma religión. Justiniano al reunificar el
Imperio romano territorial y políticamente, reunifica también a la iglesia de
Roma, y desaparecido el arrianismo que practicaban los visigodos, el emperador
acabó también con el arrianismo de los demás bárbaros asentados en el Imperio
occidental.
Esto no quiere decir que los
visigodos convertidos al cristianismo, se inspiren totalmente en el arte
paleocristiano y bizantino al construir sus monumentos, sino que van a tener
muy en cuenta, el arte germánico de su lugar de origen y el arte indígena
hispano, que construían los indígenas hispanos, antes del florecimiento del
arte romano pagano en la Península.
Con estos antecedentes, nos vamos a
encontrar a principios del siglo VII, fecha en que se inicia el arte visigodo,
con una península Ibérica ocupada por los “indígenas hispanos”, extendidos por
la mayor parte del territorio hispano cristianizado por los discípulos de
Jesús; con los romanos y sus descendientes cristianizados, tras el
reconocimiento de la iglesia de roma por Constantino el Grande y por Teodosio
el Grande los años 313 y 393; con el reino suevo ocupando la parte
noroeste de la Península, con un gran
sentimiento cristiano y ya formando parte de la monarquía visigoda y con los
bizantinos ocupando la parte suroeste de la Península, vencidos por Sisebuto,
que al ser también cristianos. Se quedaron en nuestro territorio entremezclados
con los visigodos y con los nativos, sin el menor problema religioso.
Hay que recordar que el arte
paleocristiano tuvo su época de esplendor a partir del año 300 después de
Cristo, que a pesar de de construirse en territorio ocupado por los romanos, su
edificación no se terminó como el arte romano, al derrumbarse el Imperio de
Occidente, sino que persistirá hasta el siglo VII, fundiéndose con las nuevas
formas constructivas visigodas occidentales y con las construcciones bizantinas
orientales.
Desde este
contexto había que pensar, que el arte visigodo sustituyendo en la mayor parte
del territorio hispano al arte paleocristiano, fuese una continuación de este,
esto que en parte es cierto, no lo es tanto, si tenemos en cuenta que el arte
paleocristiano era universal y de diferente estructura de unas regiones a
otras, dependiendo siempre de la provincia del Imperio en donde se construía, y
la monarquía visigoda aún siguiendo los modelos cristianos, supo asimilar otras
fuertes influencias de las diversas tribus hispanas, de la cultura greco-romana
y del arte germánico, lugar de procedencia tanto de los suevos como de los
mismos visigodos, y sobre todo del arte bizantino que por entonces construía
con gran esplendor el emperador Justiniano.
Podemos decir por lo tanto que el
ARTE VISIGODO, las mayores influencias las va a recibir del arte paleocristiano
universal de procedencia oriental y del norte de África. Volvemos a repetir una
vez más, que en ello tuvo mucho que ver, el asentamiento de los bizantinos en
el norte de África y en Italia a finales del siglo VI, al reunificar Justiniano
el antiguo IMPERIO ROMANO, con ello se permitió que los influjos culturales y
artísticos que llagaban de Extremo Oriente, primero los asimilan y conservan
los bizantinos y posteriormente los transmiten al arte visigodo.
Conseguida la unidad político-religiosa,
a finales del siglo VI, y posteriormente la unidad territorial a principios del
siglo VII, con todos los hispanos unidos bajo la monarquía visigoda, se van a
dar las condiciones necesarias para que se inicie en la península Ibérica el
ARTE VISIGODO.
Desaparecido el Imperio romano en
la península Ibérica, los visigodos y los indígenas hispanos sienten la
necesidad de resurgir el arte indígena, que prácticamente desaparecido en la
época de florecimiento del Imperio, va a revivir ahora gracias a la poderosa
aportación del Cristianismo, llegando a imponer su sentimiento ornamental como
era la LÍNEA y abandonando en un principio el motivo vegetal romano, ya que la
línea, el círculo y sobre todo las CRUCES se prestaban mejor al sentir de la
nueva religión.
A este factor
indígena autóctono hay que añadir otro factor también autóctono: El GERMANISMO,
propio del lugar de procedencia tanto del pueblo visigodo como del pueblo suevo
y todo lo que le aporta el cristianismo de Oriente, del Norte de África y de
Bizancio.
Por todo ello, nos vamos a
encontrar con un arte caracterizado por una gran pobreza y modestia
constructiva, adornado con una serie de elementos ornamentales fruto de las
influencias recibidas., confluyendo elementos nórdicos germánicos con otros
autóctonos hispanos.
Las mayores influencias las va a
recibir del arte paleocristiano universal de procedencia oriental y del Norte
de África.
De su relación con los romanos
antes de su asentamiento en la Península, asimilaron el arte romano cristiano y
de su relación con los bizantinos con la llegada de éstos a la Península para
auxiliar al noble Atanagildo contra el malvado monarca visigodo Ágila, no solo
asimilaron el arte bizantino sino que al conquistar los bizantinos el Norte de
África a los vándalos, permitieron que las influencias paleocristianas de
Oriente llegaran a la Península y se plasmasen luego en el arte visigodo.
Desde el punto de vista cultural y artístico,
a los visigodos les vino muy bien la presencia de los bizantinos en la península
Ibérica, pero no les vino también desde el punto de vista político-militar ya
que a los visigodos les costó casi un siglo expulsarlos del territorio hispano,
(lo hizo el monarca Sisebuto el año 621), aunque por ser todos cristianos la
entrega del poder bizantino a los visigodos fue pacífica.
En un principio en el arte visigodo
no existía prácticamente representación alguna de la naturaleza, giraba en
torno a la línea, al punto, a la línea curva, al círculo, a la espiral y algún
que otro adorno como la cruces. A medida que evoluciona cronológicamente va
introduciendo poco a poco el motivo vegetal romano compuesto por roleos,
rosetas con pétalos, hojas y racimos pasando por la rueda giratoria y la
turbina, de influencia cristiana oriental y bizantina.
Ya en época más avanzada a finales
del siglo VII y principios del VIII, ya observamos aves y cuadrúpedos inscritos
en círculos de origen bizantino, figuras humanas y geométricas de influencia
cristiana como se aprecia en la iglesia de San Pedro de la Nave (Zamora).
Figuras también se aprecian en la
ermita de Quintanilla de las Viñas (Burgos) con el Salvador y la Virgen, lo
mismo que el sol y la luna como figuras celestes que aparecen inscritas en
círculos sujetados por ángeles.
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ARACTERÍSTICAS
CONSTRUCTIVAS ARQUITECTÓNICAS.- 1º) Los MUROS
están compuestos por sillares bien labrados y encuadrados, aunque en algunas
iglesias más antiguas y poco significativas, se emplea el sillarejo rematando
los esquínales con sillería.
2º) Las
COLUMNAS empleadas son de fuste liso algunas aprovechadas de los edificios
romanos y reutilizadas por los visigodos, también se emplean los pilares
cuadrados y las pilastras coronadas con capiteles, de todas las maneras el
pilar cuadrado de influencia paleocristiana es poco utilizado.
3º) Los CAPITELES empleados
son de tipo corintio clásico con una o dos hojas de acanto sin caulículos y
marcando bien los nervios de las hojas, el capitel corintio que más se usa es
el de tradición romana, e incluso se aprovechan los romanos como podemos
apreciar en la iglesia de San Juan de Baños, o siguiendo la tradición griega en
forma de cono invertido con dos filas de hojas de acanto -iglesia de Santa
Comba de Bande-.
En las iglesias más tardías como en
la de San Pedro de la Nave, se utilizan ya capiteles figurados y con aves, en
relación con el arte paleocristiano de Siria.
Sobre el capitel se coloca un gran
ábaco, que se asemeja más a un cimacio, en forma de cono invertido y decorados
con cruces o con motivos vegetales y geométricos de clara influencia bizantina.
4º) las
BÓVEDAS más usadas son las de medio cañón o de medio cañón con tendencia a
la forma de herradura, también solían emplear las de arista. No colocaban arcos
fajones ni contrafuertes, aunque en las construcciones paleocristianas
orientales si que los usaban para contrarrestar el empuje de los muros. Algunas
iglesias emplean bóvedas armaduras de madera a dos aguas en la nave central y a
una vertiente en las naves laterales, siguiendo la tradición romana y
paleocristiana.
5º) El
ARCO más empleado es el de herradura, de influencia oriental sobre todo de
Asia Menor. Raramente utilizan el de medio punto y el de mitra.
En
relación a las plantas se reducen a dos tipos: 1º.- PLANTA BASILICAL,
siguiendo la tradición paleocristiana (similar a la Cruz en que fue crucificado
Cristo), de una o tres naves en este caso más alta la central que las
laterales, cubiertas con armadura de madera o con las mencionadas bóvedas. Se
iluminan según el arte cristiano. Iglesias con planta basilical están la de San
Juan de Baños (Palencia), los restos encontrados de una iglesia visigoda en el
claustro del monasterio de San Cugat del Valles (Cataluña) y los restos
hallados de una iglesia visigoda en la ciudad romana de Segóbriga (Castilla la
Mancha), se trataba de iglesia con esta planta.
La cabecera suele ser rectangular o
rectangulares si presentan más de un ábside y se cubren con bóvedas siguiendo
las construcciones paleocristianas del Norte de África.
2º.- PLANTA CRUCIFORME, en forma de cruz griega, con los brazos más o
menos iguales, su origen es paleocristiano similar a la Cruz del estandarte o
Lábaro de Constantino, (cruz aspada). Se suelen cubrir con bóvedas y sobre el
crucero se sitúa una CÚPULA de tradición romana y bizantina, es uno de los
elementos más importantes del edificio romano y bizantino.
La cabecera compuesta generalmente
de un ábside, nos muestra planta rectangular tanto al exterior como por el
interior en casos
aislados su interior puede presentar la forma de herradura, ultra semicircular
y hasta semicircular, como ya se apreciaban en algún que otro edificio
paleocristiano.
Algunas iglesias disponen de
pórticos en el frontispicio siguiendo los modelos sirios, y a veces a los pies
del templo existen vestigios de la adición de dos cámaras laterales, que se
pueden comunicar con el interior del templo o solo acceder a ellas desde el
exterior.
Los ventanales visigodos pueden ser
simples con arco de herradura y derrame interior, cerrando la luz con celosías
de mármol o alabastro, arcos y jambas suelen estar construidos en un solo gran
sillar, pero a veces son dobles o triples y entonces presentan ajimeces
centrales compuestos de una columnilla cilíndrica , o de sección prismática con basas y capiteles
geométricos.
Los ventanales de las cabeceras
pueden presentar arcos de medio punto en vez de herradura, también pueden ser
dintelados o incluso en forma de aspillera.
Las puertas suelen presentar arcos
de herradura o de medio punto, en algunos casos como en San Pedro de la Nave o
en Quintanilla de las viñas son dintelados, con dintel simple o con dinteles
esculpidos con un friso de roleos, racimos y flores.
Edificios con planta en forma de
cruz griega tenemos la iglesia de Santa Comba de Bande (Orense), la iglesia de
San Pedro de la Nave (Zamora) y la ermita de Quintanilla de las Viñas (Burgos).
La iglesia de Santa Comba de Bande,
está situada en la provincia de Orense muy cerca de Portugal, con la
particularidad de que sus bóvedas se construyeron empleando ladrillo romano
reutilizado, procedente de una tejería romana hallada en las cercanías de la
aldea.
La iglesia de San Pedro de la Nave,
situada en las cercanías de Zamora, presenta un brazo de mayor longitud u dos
naves laterales paralelas a dicho brazo. Esta iglesia está considerada como la
más importante de las construidas en estilo visigodo, no solo por su
arquitectura sino también por su escultura interior, la más evolucionada del
arte visigodo, con capiteles esculpidos con figuras y aves, siguiendo la
tradición paleocristiana. Esto llevó consigo a que muchos autores la
catalogaran como de factura posterior y la incluían dentro de las iglesias de
estilo asturiano, hasta que D. Manuel Gómez Moreno, pusiese las bases para que
se aceptase como visigoda.
Iglesias completas solo perduran la
de San Juan de Baños y estas dos, luego están la cabecera de la que pudo ser la
Iglesia de Quintanilla de las Viñas, situada en la provincia de Burgos, que por
las excavaciones llevadas a cabo, tendría planta de cruz griega.
La Cabecera de la Cripta de la
catedral de Palencia, y algún que otro resto repartido por las provincias de la
comunidad de Castilla la Mancha y alguna ermita en la comunidad de Castilla y
León.
I
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GLESIA
DE SAN JUAN DE BAÑOS.-
Situada en la pequeña población de Baños del Cerrato a unos l5 Kms. de la
ciudad de Palencia, al lado de una fuente también de o rigen visigodo.
Los musulmanes a medida que iban
invadiendo la Península desde el sur hacia el norte, destruían toda iglesia
cristiana que encontraban a su paso, algunas, por una u otra causa que
desconocemos se mantuvieron en pie, como esta de Baños, hasta nuestros días.
Es una de las
pocas iglesia visigodas que además de estar bien conservada (algún elemento es
de posterior factura), esta también documentada pudiendo así conocer la fecha
de su construcción, gracias a la inscripción de una lápida situada sobre el
arco de triunfo, que nos dice: fue construida el año 66l, siendo rey visigodo
RECISVINTO (653-672), dedicada al mártir San Juan Bautista.
La iglesia sufrió alguna que otra
modificación que afectó sobre todo a la cabecera, hoy en dia un tanto mutilada,
ya que la planta basilical que presenta con tres naves y triple cabecera, se
debe a una remodelación tal vez del siglo XIII.
Antes de esa fecha como se pudo
comprobar con las excavaciones llevadas a cabo, la planta tenia forma de T
mayúscula, pues las naves laterales al llegar al hipotético crucero se
prolongaban en escuadra al exterior y al frente creando dos salas laterales o
ábsides laterales de planta rectangular rematadas con testero recto y a la
misma altura que el ábside central.
La
cabecera quedaba por lo tanto configurada con un ábside central de planta
cuadrangular, dos ábsides laterales rectangulares y un espacio a cada lado del
ábside central entre este y los ábsides laterales de la misma anchura que las
naves laterales, abiertos al exterior por el testero y cerrados a la altura de
los
Hipotéticos arcos de triunfo de las naves
laterales.
En
la actualidad se perdieron los dos ábsides laterales originales y se
prolongaron las naves laterales por los espacios libres que existían entre los
ábsides, componiendo así una iglesia de planta basilical, más funcional sin
recodos ni salientes al adaptar dichos espacios libres en función de ábsides
laterales.
El valor artístico y la belleza
reside en el interior del edificio reutilizando columnas romanas de mármol y
capiteles romanos y de tradición greco-romanos, crean un interior que maravilla
a todo aquel que lo observa.
La cabecera se compone de un ábside
central cuadrangular a la que se accede por un arco de herradura y se cubre con
bóveda de cañón corrido, con una aspillera en el testero para iluminar su
interior, tanto el arco como la bóveda arrancan de una imposta decorada con
pétalos similar a la decoración del friso alto que recorre todo el muro del
edificio.
De dos ábsides laterales de planta
rectangular que se abren directamente a las naves laterales
Que se cubren con bóvedas de
crucería simple, fruto de la mencionada remodelación.
Sobre el arco de triunfo se sitúa
la lapida con la fecha de la erección del templo, sostenida por cuatro
canecillos en forma de concha simbolizando el Bautismo, desde esa fecha ya eran
cristianos aunque oficialmente en la Península ya lo eran desde el año 589. Debajo de la rosca del arco se
sitúa una cruz relacionada con el tema.
Las tres naves se cubren hoy en día
con techumbre de madera, a dos aguas en la nave central y a una vertiente en
las laterales, siguiendo la original cubierta que presentaba el edificio. Están
deslindadas por cuatro arcos de herradura a cada lado apoyados en columnas
monolíticas de mármol, todas son las originales pero no todas tienen el mismo
volumen, siete pertenecen al siglo III después de Cristo, reutilizadas de
edificios romanos anteriores y una ( la última de la fila septentrional ) es
del siglo VII de factura visigoda.
De los capiteles que coronan a las
columnas, todos son los originales de la primitiva construcción, tres de ellos
(los primeros de cada lado y el último del lado meridional, apeado sobre una
columna de menor grosor) son romanos del siglo III después de Cristo,
reutilizados. Los cinco restantes son del siglo VII esculpidos siguiendo la
tradición del capitel corintio romano.
Exteriormente la iglesia presenta
un pórtico en el frontispicio cerrado al
que se accede por una sencilla puerta con arco de herradura apoyado
sobre rudas jambas por medio de gruesas ménsulas decorada, portando la cruz
visigoda en la clave.
El pórtico se remata en lo alto con
una espadaña, rehecha en una restauración llevada acabo en el siglo XIX, con
materiales aprovechados del edificio ( ábsides perdidos ),siguiendo la factura visigoda original con
un arco de herradura rematando el vano que se inscribe en la espadaña.
El pórtico o narthex se comunicaba
con el interior del edificio por medio de una ventana, en vez de la puerta
actual. Su planta pudo muy bien ser modificada a lo largo de los siglos,
probablemente fuese mas amplia.
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GLESIA
DE SANTA COMBA DE BANDE.- Se encuentra situada a unos diez
kilómetros al sur de la población de Bande (partido judicial de Celanova),
siguiendo la carretera general que desde Orense nos lleva a Viana do Castelo
(Portugal), en la orilla derecha del embalse de las Conchas del río Limia,
media oculta en medio de las casas de la aldea de Fanos.
Está dedicada a San Torcuato, según
la tradición los cristianos de Guadix, huyendo de la invasión musulmana,
trajeron consigo el cuerpo del Santo que depositaron en esta aldea y en su
honor los visigodos levantaron la iglesia. Se libró de ser destruida por los
árabes tal vez por su situación, ya que muchas aldeas de Galicia, nunca fueron
conquistadas por los musulmanes y sobre todo por el aspecto exterior que pasa
muy bien desapercibida entre los demás edificios de la aldea. Nadie se imagina
que es una iglesia hasta llegar al pie del edificio.
No se sabe a ciencia cierta sobre
que año se construyó, se cree que fue a finales del siglo VII, basándose en una
leyenda del siglo X, que nos viene a decir que el año 872, Odorio, repoblador a
comienzos de la reconquista de los territorios del sur de la provincia de
Orense, concedió a su primo Odoyno, una villa a orillas del río Limia, en la
que existían construidas doscientos años antes dos iglesias, una de las cuales
se le conocía con el nombre de Santa Comba.
La iglesia se adapta muy bien a las iglesias visigodas con planta en forma de CRUZ GRIEGA, con los cuatro brazos cubiertos con bóvedas de medio cañón con tendencia a la herradura, construidas con ladrillo romano aprovechado de construcciones romanas cercanas o de alguna tejería romana.
En el crucero se disponen cuatro
robustos arcos de herradura sobre los que se alza la CÚPULA esférica, cuya
bóveda arranca en la intersección de los ángulos de los arcos de una bellísima
cenefa de trenza. La presencia de esta faja que no se empleaba en el arte
visigodo y si en el arte pre-románico, nos indica, que la iglesia pudo sufrir
alguna que otra reconstrucción en época posterior.
Otra moldura similar recorre todos
los muros del edificio a la altura del arranque de los arcos torales.
Sobre
estos arcos torales y bajo los muros que configuran la cúpula, se abre un
ventanal en cada uno de los cuatro lados con arcos de herradura y derrame
interior, que iluminan esta parte del templo. El resto del interior recibe la
iluminación a través de pequeños ventanales, situados en los muros de los
testeros de los brazos norte y sur, en la actualidad están muy deteriorados y
adulterados de posterior factura.
En el brazo oriental se sitúa la
cabecera, a la que se accede a su interior a través de un robusto arco de
herradura compuesto como los del crucero de gruesos sillares, se apoya en dos
parejas de columnas con fustes de mármol, reutilizadas de las termas romanas de
Bande, están coronadas a través de una imposta de trenzas, con capiteles
corintios de factura visigoda con las dos filas de hojas de acanto de diferente
forma. En una pareja se inspira en el corintio griego, mientras que en
la otra son de tipo corintio romano-visigodo.
La cabecera lo mismo que los demás
brazos se cubren con bóvedas de cañón que arrancan de una moldura de roleos y
discos de pétalos.
Los muros de la cabecera están
decorados con pinturas murales, que se prolongan por el intradós del arco de
ingreso, muy mal conservadas por la humedad presente en todo el interior del
edificio. Puede que sean renacentistas del siglo XVI o tal vez del siglo XVII.
Exteriormente presenta en el lado
sur un pórtico añadido en el siglo XI o XVII y sobre él se levanta la espadaña
con las campanas también de esa época.
I
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GLESIA
DE SAN PEDRO DE LA NAVE.- Es sin duda
alguna el monumento visigodo más significativo construido en nuestro
territorio. Su valor artístico radica en la escultura de su interior tanto en
capiteles como en cimacios que los coronan y en las cenefas que la embellecen.
La iglesia estuvo muchos años
olvidada en su primitivo emplazamiento en la orilla izquierda del río Esla. Encalada
y con un aspecto ruinoso, hubiese quedado sumergida bajo las aguas al
construirse la presa de Ricobayo, si no fuera por el interés que despertó a los
especializados en arte, a la cabeza de los cuales hay que citar a D. Manuel
Gómez Moreno, director por entonces de bellas artes, que la trasladaron a un
lugar seguro, fuera del alcance de las aguas del pantano.
D. Manuel, fue el que la catalogó
de VISIGODA. Anteriormente se tenía la creencia, que se trataba de una iglesia
de estilo pre-románico asturiano de finales del siglo IX o principios del siglo
X, por la similitud de su planta con las iglesias pre-románicas asturianas.
De lo construido en estilo visigodo
en la Península, solo se conocían dos iglesia y la cabecera de otra, que se
habían salvado de la destrucción árabe, a su paso hacia en norte al ir
conquistando el territorio peninsular.
Con estos antecedentes, catalogar
de visigoda a una iglesia a principios del siglo XX, no era nada fácil,
teniendo en cuenta que su interior atesoraba escultura figurada en los
capiteles, y por entonces existía la creencia, de que el capitel figurado era
propio del románico y que ya estaba presente en algún edificio pre-románico
asturiano -palacio del Naranco.
A estas dificultades se unían
otras, sobre todo a que no existían documentos que hicieran alusión al
monumento. D. Manuel Gómez moreno, basándose en primer lugar, en su
construcción con muy buena sillería, como venía a ser la norma en las iglesias
visigodas; en segundo lugar, en las inscripciones presentes en los capiteles y
en tercer lugar, en algún que otro elementos grabado; la catalogó como
visigoda. Hoy en día nadie duda de su estilo: visigoda – tardía, de transición
del arte visigodo al pre- románico, iniciada a finales del siglo VII o a
principios del VIII.
Pudo ocurrir que la iglesia se
iniciase antes de que los árabes llegaran a la Península, que pasase
desapercibida por estos y que luego se terminara cuando los monarcas asturianos
reconquistaron el territorio de la vertiente del río Duero –Alfonso III el
Magno.
Suponemos esto sin documentos que
lo atestigüen, debido a que la planta de la iglesia, se adapta a lo construido
en el Imperio bizantino, en la segunda etapa de su arte, que también se
construía en estilo de transición de las construcciones justinianas a las
macedónicas.
Se podía deducir, aunque no hay
nada escrito al respecto, de que fuese obra de algún maestro hispano-bizantino,
relacionado con el arte del Imperio de Oriente, o por lo menos conocedor de lo
que allí se edificaba.
Indagando en los archivos,
aparecieron algunos documentos relacionados con la iglesia, y se pudo saber que
Alfonso III, la donó en su día al cercano pueblo de Perdices, que más tarde fue
priorato benedictino dependiente del monasterio de Celanova y hospedería de
peregrinos que transitando la Ruta de la Plata, seguían el río Esla hasta
Benavente y Astorga.
En 1930 se trasladó hasta el lugar
en donde se asienta en la actualidad, en la aldea de Campillo, alejada dos o
tres kilómetros de las aguas del embalse de Ricobayo. Para salvarla y que no
quedase bajo las aguas, se desmontó piedra a piedra y se encontraron varias
estelas funerarias romanas, reutilizadas como sillares, procedentes de los
muchos asentamientos romanos que existen en la vertiente del río Esla.
Para aproximarse a su asentamiento
actual, hay que partir de la ciudad de Zamora hacia Occidente, siguiendo la
carretera que desde Zamora nos lleva a Alcañices y a Portugal. A unos ocho o
diez kilómetros nos desviamos hacia la derecha, por una carretera secundaria
que nos lleva al pueblo y a la iglesia, que se levanta en lo alto de la
población. En la actualidad es el monumento más visitado de la provincia.
Las iglesias paleocristianas
presentan planta basilical o en forma de cruz griega, se van a refundir en la
península Ibérica con el arte visigodo, y en Oriente con el arte bizantino de
la edad de oro Justiniana. De ahí que las iglesias visigodas presentan las
mismas plantas, ya que la influencia paleocristiana en todas ellas va
a ser muy notoria.
En el Imperio bizantino, las
iglesias van pasando a finales de la dinastía justiniana, de presentar planta
basilical a planta en forma de cruz griega, a principios de la dinastía
macedónica. Entre una dinastía y la otra existió un periodo de transición, en
los siglos VIII y IX. Esa sería más o menos la fecha en que se construyó esta
iglesia, ya que algunos autores quieren observar en su estructura planta
basilical en forma de cruz latina. A sus tres naves se le añadirían dos
pórticos en función de transepto, una cabecera cuadrangular prolongación de la
nave central y como además presenta una celda a cada lado del presbiterio,
prolongación de las naves laterales; quedaría así configurada más o menos una
cruz latina.
En la practica y teniendo en cuenta
la situación del crucero, se construiría siguiendo las normas de las iglesias
con planta en forma de cruz griega, con
tres naves basilicales componiendo el brazo occidental más largo que los otros
tres, inscrita en un rectángulo, del que sobresalen la cabecera rectangular o
cuadrangular de tradición paleocristiana y dos pórticos cerrados en los
extremos del crucero, en los lados septentrional y meridional de tradición
bizantina, prolongación de las naves laterales y dos celdas cerradas al
exterior, comunicando con el interior con el tramo previo; quedando así
configurada una iglesia de planta de cruz griega al estilo de las bizantinas,
incluyendo en la cruz una planta basilical de tres naves.
Los accesos se sitúan en los
hastiales de los brazos occidental, meridional y septentrional, que se tomó
como modelo en las iglesias pre-románicas y en las románicas. La puerta más
artística es la del lado norte, aunque en la actualidad se usa para entrar en
su interior la occidental reconstruida.
El EXTERIOR es muy sencillo como
todas las iglesias visigodas, está construida con buena sillería labrada y
ajustados unos sillares sobre otros sin argamasa intermedia.
Las portadas de los hastiales norte
y sur, están construidas con buena sillería, se componen de arcos de herradura
apoyados en jambas, por medio de impostas decoradas con cruces, algunas
inscritas en círculos sogueados. La puerta del hastial occidental está
reconstruida.
De los ventanales que iluminan el
interior, destacan los de los pórticos ajimezados, con arcos de herradura
construidos en sillares de una sola pieza, apoyados en ajimeces prismáticos con
basas y capiteles decorados con figuras geométricas. Los de la cabecera son de
medio punto; los de las celdas dinteladas y los de las naves aspillerados.
Sobre la puerta occidental se abre un ventanal con arco de medio punto, para la
iluminación de la parte alta de la nave central, reconstruida.
El cimborrio reconstruido presenta
planta cuadrada con un ventanal reconstruido en cada una de sus cuatro lados;
se remata con un tejado cuadrangular.
La nave central se remata arriba
con una cornisa sobre canecillos prismáticos.
INTERIOR.- Aquí es en donde radica su valor
artístico. La cabecera se cubre con bóveda de cañón. La iluminación la recibe
por ventanales con arcos de medio punto decorados con figuras geométricas,
abiertos en sus muros.
El presbiterio se cubre con bóveda
de cañón peraltado, que arranca de una imposta corrida decorada con figuras
geométricas originales. La iluminación la recibe a través de un ventanal
situado en cada uno de sus muros. En los muros laterales se abren sendas
puerta, que comunican con las celdas laterales, prolongación de las naves
laterales más allá del crucero.
Del presbiterio se accede a la
capilla mayor, por medio de un gran arco de triunfo de herradura apoyado en
columnas coronadas con capiteles decorados con figuras geométricas al estilo
bizantino. Sobre los capiteles corre una ancha cenefa esculpida que se extiende
por los muros de la capilla mayor y por los del crucero. Sobre el gran arco se
abre un ventanal con arco de medio punto, comunicando con una cámara situada
sobre la cabecera mayor, que en un principio hizo que la iglesia fuese
catalogada como pre-románica asturiana, por ser frecuente en aquellas iglesias,
cuya función se ha discutido mucho, hasta llegar a la conclusión actual, que se
acepta como una simple solución contractiva, en relación con la planta y la
estética del monumento.
El crucero se cubre con una
linterna de ladrillo, sobre una planta cuadrada con un ventanal en cada uno de
sus lados para la iluminación de esta parte central del edificio. De factura
moderna sustituyó a la cúpula original. Se levanta sobre los arcos torales,
unos embebidos en los otros, apoyados en pilares los más orientales y en
columnas los occidentales adosados a los
muros de la nave central, que portan basas y capiteles coronados con cimacios,
todo decorados con figuras, aves y motivos vegetales de tipo paleocristiano.
Los brazos septentrional y
meridional se cubren con bóvedas de cañón, que arrancan también de cenefas
decoradas. Anteriormente comunicaban con las celdas, hoy en día solo comunican
con las naves laterales por medio de arcos de herradura geminados y coronados
hacia las naves con impostas ricamente ornamentadas.
Las naves se cubren con armadura de
madera, están deslindadas por tres arcos de herradura, algunos de ellos en la
actualidad están cegados.
Lo más
interesante de la iglesia radica en la escultura que decora su interior,
plasmada en los capiteles que coronan a las columnas, en los frisos que ornamentan
sus muros; algún capitel con figuras humanas, adelantándose tres siglos al
capitel figurado románico. Única iglesia visigoda que presenta esta clase de
escultura, antes de que llegase a la Península el primer románico en el siglo
XI.
En la cabecera, en el presbiterio y
en los frisos que decoran sus muros, se aprecia una escultura de la última
etapa visigoda de influencia indígena y romana que arranca de la época
ostrogoda italiana, con alguna que otra figura ruda con jinetes y geométrica,
muy sencilla en los ventanales de la cabecera y más compleja en el resto en el
resto, en donde predominan las ruedas, cruces, rosetas, racimos, estrellas,
turbinas y discos vegetales.
Los capiteles del arco de triunfo
tronco-piramidales su decoración está impregnada de fuertes influencias
bizantinas, con figuras geométricas en los frentes y hélices y rosetas en los
costados. Las impostas que se prolongan por los muros de la cabecera y crucero
de decoran con tallos de los que brotan hojas. Esta escultura pertenece a una
primera fase decorativa de la iglesia, obra de un artista que conocía muy bien
el arte visigodo, copiado de estelas romanas y de miniaturas visigodas de
influencia italiana del siglo VII.
Otro escultor de técnica más
depurada, esculpió los cuatro capiteles del crucero y los cimacios que los
coronan, así como las basas de las columnas y los frisos de los que arrancan
las bóvedas del presbiterio y del crucero, más las cenefas del intradós de los
arcos geminados que separan las naves laterales de los pórticos.
En la técnica de este segundo
autor, se aprecia una fuerte influencia bizantina de la época justiniana,
consiguiendo un efecto de claroscuro mediante el trépano y el cincel, que con
una muy variada iconografía, creó una bellísima obra escultórica, única en el
arte visigodo; combinando las figuras que aparecen por primera vez en una
iglesia visigoda con animales y motivos vegetales. La forma tanto de los
capiteles como de los cimacios, son de estilo bizantino, tronco piramidales
invertidos, los cimacios muy altos para permitir esculpir en sus caras tallos
ondulantes inscribiendo animales y máscaras. Las basas de las columnas son
también de influencia bizantina y se decoran con motivos vegetales.
Los frisos y cenefas presentan una
decoración muy similar con gruesos tallos ondulantes con hojas, racimos, aves
aisladas y afrontadas, máscaras humanas y un Agnus Dei.
El relieve del
capitel nordeste en su cara se representa a DANIEL EN EL FOSO DE LOS LEONES, de
influencia paleocristiana, con Daniel orante y los leones bebiendo en una pila.
En los costados aparecen las figuras de los discípulos de Cristo: Tomás y
Felipe En los ángulos se sitúan hojas terminadas en volutas entre las que se
ubican racimos y bustos.
En el cimacio que lo corona una
inscripción haciendo alusión al tema del capitel.
En el relieve
del capitel suroeste, se escenifica el SACRIFICIO DE ISAAC, también de
influencia paleocristiana, con Abrahán con el cuchillo con el cuchillo en la
mano, el cordero entre las zarzas y la mano de Dios impidiendo el sacrificio.
En los costados San Pedro, sin las llaves y San Pablo.
En el cimacio la inscripción
haciendo alusión al tema del capitel, mientras que en los ángulos se sitúan
volutas y racimos.
En el capitel noroeste, aparecen
aves afrontadas picoteando una cepa con racimos, situada en medio de las aves.
En el capitel suroeste, aparecen
esculpidas dos aves opuestas pero con las cabezas enfrentadas, picoteando
racimos.
E
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RMITA
DE QUINTANILLA DE LAS VIÑAS.- Siguiendo
la carretera que desde Soria nos conduce a Burgos, al norte de Covarrubias,
cerca de la población de Quintanilla de las Viñas, entre este pequeño pueblo y
el de Lara de los Infantes, asientan los restos de la antigua ERMITA DE SANTA
MARIA: la cabecera de planta rectangular y la nave transversal, comunicadas a
través de un gran arco de herradura, además de restos repartidos por el suelo:
arcos y bóvedas de su antigua fábrica.
Iniciada a
finales del siglo VII, por las excavaciones llevadas a cabo y por los restos
repartidos por su entorno, presentaría planta de cruz griega, con un brazo más
largo de tres naves de planta basilical, deslindadas por arcos de herradura, se
cubriría la central con bóvedas de cañón y las laterales con bóvedas de arista,
son simples suposiciones ya que no existen datos que nos lo atestigüen.
Interiormente el acceso a la
cabecera se realiza por medio de un gran arco de herradura, apoyado a través de
dos gruesas zapatas (probablemente reutilizadas) en columnas que portan gruesos
capiteles, esculpidos similares a los de la iglesia de San Pedro de la Nave;
con la que presenta ciertas similitudes, tanto cronológicamente como por su
estructura en general. Ambas siguiendo los modelos de las iglesias
paleocristianas y bizantinas. Sobre los capiteles aparecen inscripciones, que
hacen alusión a la ofrenda de la iglesia al Salvador por la pequeña Flamola.
Del interior destaca la decoración
plasmada en las dovelas del arco de triunfo, en un sillar que lo corona y en
los capiteles de las columnas.
Los sillares sueltos esculpidos,
pudieron formar parte de un arco decorado que comunicaba el crucero con la nave
central. La importancia de la escultura presente en esta ermita, radica en que
se trata de de escultura figurada, de tradición paleocristiana y bizantina,
adelantándose tres siglos como en la iglesia de San Pedro de la Nave, a la
escultura románica figurada presente en los primitivos edificios hispanos.
En el sillar situado sobre el arco
de triunfo se esculpe con la figura de Cristo, en actitud de bendecir.
Dos sillares sueltos aparecen
esculpidos con figuras humanas; para algunos autores se trataría de
evangelistas, que originalmente estarían situados sobre el arco de triunfo, a
ambos lados de Cristo componiendo un desaparecido Tetramorfos. Para otros
autores, basándose en los que aparecen en la iglesia de San Pedro de la Nave,
se trataría de apóstoles, por llevar libros en las manos como San Pablo. Esta última
teoría es la más aceptada.
Otros sillares sueltos están
labrados con las figuras del Salvador y de la Virgen, llevados hacia el cielo
por ángeles. Se trataría de capiteles labrados que coronarían alguna columna de
las desaparecidas naves.
Los capiteles que coronan a las
columnas del arco de triunfo, están ornamentadas, uno con el sol, inscrito en
un círculo sujeto por ángeles y el otro con la luna, con su superficie muy
erosionada. En el que aparece el sol, lo corona una inscripción haciendo
alusión a la ofrenda de la iglesia al Salvador, con letras visigodas muy toscas
del siglo VII.
Exteriormente está construida con
muy buenos sillares, como era la norma en el arte visigodo. Tres frisos
escultóricos de bellísima escultura decoran los muros del testero de la
cabecera y dos los hastiales del crucero. En uno de los sillares del friso bajo
del testero aparece esculpida una concha o venera, lo que nos indica que fue
tallado posteriormente al año 313-318, fecha en que se descubre el Sepulcro del Apóstol en Compostela
y se inician las peregrinaciones hacia Galicia.
Si el sillar es
el original, sería de suma importancia, en primer lugar, sabemos que a mediados
del siglo IX, se hace con el poder en Constantinopla la dinastía macedónica,
iniciándose las iglesias en el Imperio bizantino en forma de cruz griega,
indicándonos la gran influencia que ejercieron sobre el arte visigodo hispano; y
en segundo lugar, nos atestiguaría que se siguieron construyendo iglesias
visigodas, con la presencia árabe en la Península.
En general la decoración de los
frisos es similar a la de los frisos de la iglesia de San Pedro de la Nave,
obra del segundo maestro que trabajó en allí y luego aquí.
Generalmente se compone de racimos
inscritos en círculos, rosetas etc. En el friso alto los círculos sogueados
inscriben cuadrúpedos, aves, motivos vegetales, anagramas y símbolos.
Dos de los círculos del testero de
la cabecera trenzados, inscriben caballos, uno alado, siguiendo los modelos del
arte sasánida oriental, entremezclados con los que inscriben cruces, estrellas,
turbinas etc. Siguiendo la influencia indígena ibérica y bizantina.
En esta ermita lo mismo que en la
iglesia de San Pedro de la Nave, se aprecian fuertes influencias
paleocristianas de Oriente Medio sobre todo de Siria y de Asia Menor. La forma
de tratar los temas en los frisos lleva sello bizantino. Podemos decir que se
entremezclan elementos decorativos de influencia indígena ibérica, como las
cruces, las estrellas y la roseta, con otros de influencia
bizantina y oriental cristiana.
Más difícil de interpretar son la
presencia del sol y la luna en su decoración, los portan ángeles porque en la religión de
algunas civilizaciones antiguas, eran considerados como dioses y debían de
ocupar un lugar preferente en el templo. Debieron de ser aprovechados y
reutilizados de templos paganos. Ahora bien, en la antigüedad no existían
ángeles; tal vez fueron retocados por los cristianos, sustituyendo a esclavos
por ángeles, simbolizando el triunfo del cristianismo sobre el paganismo
romano.
C
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RIPTA
DE SAN ANTOLIN DE LA CATEDRAL DE PALENCIA.- Único resto
que nos queda del antiguo templo sobre el que se levantó la catedral gótica de
Palencia, se le conoce también con el nombre de CUEVA DE SAN ANTOLIN, se sitúa
bajo el coro de la catedral, accediendo a su interior desde el trascoro por una
escalinata descendiente.
La CRIPTA tal como la vemos hoy en
día, consta de dos partes bien diferenciadas; la parte más oriental es una
construcción visigoda de la segunda mitad del siglo VII, mandada edificar por
el rey visigodo Wamba (672-680), con el objeto de que reposasen en ella los
restos del mártir francés de Pamiers, San Antolin, que trajo consigo desde
Narbona hasta este lugar, el monarca al ser cornado rey el año 672. A esta parte
visigoda se la conoce con el nombre de BASÍLICA DE WAMBA, de reducido tamaño y
muy estrecha con solo tres metros de ancho. Consta de tres muy cortos tramos de
diferente anchura separados por arcadas y al fondo un testero que es en donde
se encuentra lo más importante de la basílica, está cerrado en plano,
anteriormente darían paso a un confesio, hoy oculto por los cimientos planos.
Ante el testero se levantan tres
arcos de herradura, apoyados en ménsulas y en dos columnas con fuste cilíndrico
y de factura muy tosca con basas y capiteles coronados con rudos y gruesos
ábacos decorados con motivos vegetales, y mejor conservados que los capiteles
que están muy deteriorados.
Los tramos se cubren siguiendo la
tradición paleocristiana de Siria: tendiendo piedras de un costado a otro
componiendo un techo plano.
La BASÍLICA DE WAMBA así construida
en estilo visigodo, quedó arruinada tras la invasión islámica el año 711.
Reconquistada Palencia a principios
del siglo XI por el monarca navarro Sancho el Mayor, restaura la diócesis y
edifica una nave románica antepuesta a la construcción visigoda, aprovechando
la basílica visigoda que la reutiliza como cabecera y a continuación hacia
Occidente levantó la nave románica, quedando así constituida una iglesia
completa.
I
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mportantes son los restos visigodos
que se conservan en la actual IGLESIA DE SAN ROMÁN DE LA HORNIJA (Valladolid).
La iglesia visigoda mandada edificar por el monarca CHINDASVINTO (642-653), por
los restos que se conservan tuvo que ser muy significativa.
Está situada en
la orilla derecha del río Duero a unos diez kilómetros hacia Oriente de la
población de Toro (Zamora). La iglesia
actual está totalmente reconstruida, sin elemento visigodo alguno en su
estructura. Los restos visigodos los podemos contemplar en una capilla interior
habilitada como Museo visigodo.
En el museo entre otras piezas
podemos observar dos bellísimos capiteles de tipo corintio, situados sobre dos
fustes reconstruidos. Los originales están sosteniendo un alero, de un edificio
moderno adosado al costado sur del templo. En ese mismo edificio, reutilizadas
quedan cinco columnas, dos de fuste grueso de mármol que bien podían ser, las
que sostuviesen en la iglesia visigoda a esos dos capiteles situados en el
Museo. Tres más delgadas monolíticas, dos sosteniendo capiteles de tipo
corintio y una invertida con su basa en función de capitel.
En el interior
del Museo se pueden contemplar, impostas, basas, fragmentos de capiteles y de
cimacios, así como el SARCÓFAGO del monarca Chindasvinto, que fue sepultado en
esta iglesia junto a su esposa. Los restos óseos del monarca están depositados
en una vitrina incrustada en el muro sur de la Sala-Museo.
En la provincia de Cuenca al sur de
la población de Saélices, están las ruinas romanas de la antigua ciudad romana
de Segóbriga, dentro de su perímetro se descubrieron los restos de una iglesia,
que en un principio se pensaba que se trataba de una basílica paleocristiana,
hoy en día mejor estudiados, nadie duda de que dichos restos corresponden a
una desaparecida iglesia visigoda, que
presentaría planta basilical de tres naves y otra trasversal en función de
crucero, simulando más o menos la planta que presenta la basílica de San Juan
de Baños. Con la cabecera ovoidea con su contorno de herradura tanto al
exterior como por el interior.
En la provincia de Guadalajara, en
la población de Zorita de los Canes, la antigua RECOPOLIS, que de origen
paleocristiano, fue reedificada por el monarca visigodo Leovigildo y denominada
así en honor a su hijo Recaredo. En las excavaciones llevadas a cabo en el
Cerro de la Oliva, aparecieron los cimientos de una iglesia visigoda de tres
naves, un cancel y otros restos.
En Santa Cruz de la Sierra, en la
comunidad extremeña, en el interior de su iglesia, el púlpito está sostenido
por una pilastra visigoda.
En Calzada de
Calatrava, provincia de Ciudad Real, se
encuentran las ruinas visigodas de Oreto, en fase de excavación, no está
documentado lo hallado.
En la provincia de Soria, en el
pueblecito conocido con el nombre de Pedro, situado al sur de Montejo de
Tiermes, existe una sencilla ermita, dedicada a Santa Maria del Val, que por su
estructura puede que se sea, visigoda de mediados del siglo VII; presenta una
nave con su correspondiente cabecera rectangular rematada arriba con una
cornisa sobre modillones de rollos y figuras geométricas.
La portada que se abría en el muro
occidental, hoy en día está cegada, presenta decoración a base de estrellas
hexagonales, similares a las que aparecen en las iglesias visigodas
conservadas.
La puerta que se usa hoy en día
para acceder a su interior, se sitúa bajo un pórtico y es de factura románica,
reutilizando dos piezas en las jambas de factura visigoda, decoradas con
círculos tangentes con una roseta de seis pétalos en el centro de cada uno.
Importantes son los restos
visigodos conservados en Córdoba, en el palacio provincial se descubrió una
basílica visigoda dedicada a Santa Eulalia.
En la mezquita de Córdoba se
conserva una pila bautismal visigoda.
En Alcaraceños,
provincia de Córdoba, en un cerro cercano conocido con el nombre del Cerro de
Germo, se descubrieron en l913 las ruinas de un templo visigodo de tres naves,
fechado de finales del siglo VI.
De los primeros que se en este
estilo en la Península; como la capital y provincia de Córdoba, fueron
conquistadas a los Imperiales por Leovigildo (572-586), es probable que el
templo se levantase para conmemorar alguna batalla de esta monarca contra los
bizantinos, que se habían establecido en la Bética, al acudir a ayudar al Noble
Atanagildo contra el rey Agila.
La iglesia de Santa Eulalia de Merida, iniciada en el siglo IV (en las
excavaciones realizadas bajo la iglesia actual, están los cimientos de la
iglesia paleocristiana), fue reconstruida en el siglo VI por los visigodos.
De esta remodelación se conservan
hoy en día en la iglesia actual del siglo XIII, los muros, la puerta
meridional, los arcos de las capillas absidales de herradura, los ábsides
laterales cuadrados al exterior y semicirculares al interior. Y numerosos
capiteles.
En la comunidad catalana hay que
hacer mención de los cimientos que se hallaron en las excavaciones llevadas a cabo
en el claustro del monasterio de San Cugat del Vallés, de una pequeña basílica
visigoda, construida probablemente sobre otra iglesia paleocristiana,
presentaba planta basilical ce una nave rectangular con un nartex a los pies y
un ábside de herradura al interior y poligonal al exterior.
Similar a esta
basílica se hallaron los restos de otra basílica en la provincia de Gerona, ya cerca de los Pirineos, asentada en
la antigua ciudad visigoda de Logdunun Convenaron, que también presentaba
planta basilical de una nave y cabecera poligonal al exterior, se data del
siglo VI. La basílica fue destruida cuando los monarcas francos destruyeron la
ciudad.
Esta serían las dos únicas
basílicas que presentaban la cabecera con planta poligonal en toda la
arquitectura visigoda, siguiendo sus modelos se construiría en el siglo IX, en
estilo neovisigodo la iglesias de San Miguel de Tarrasa.
En Rosas en la provincia de Gerona
se conserva el Castillo visigodo de Bufalaranya, seguramente fuese el antiguo
de Pinna Migra, del que se conservan grandes paramentos de aparejo de ladrillo,
que también aparece en la torre del homenaje
En Serós provincia de Lleida en una
alta terraza sobre el río Segre, se halla el yacimiento de Bovalar, en donde se ha
descubierto una basílica paleocristiana, una necrópolis, un baptisterio y
abundantes utensilios visigodos, hoy en día lo hallado está en el Museo
Arqueológico de Lleida.
En Arbós en la provincia de
Tarragona, en las cercanías de Vendré podemos contemplar una PILA BAUTISMAL
visigoda en el interior de la Iglesia de San Jaime de Domenys.
R
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ESTOS
VISIGODOS CONSERVADOS EN TOLEDO Y SU PROVINCIA.-
A pesar de que Toledo fue la capital del REINO VISIGODO desde el monarca
Atanagildo, en la actualidad no se conserva ninguna iglesia visigoda en la
capital, nos quedan restos en la iglesia de San Pedro de la Mata situada en
Casalgordo, algún que otro resto en la iglesia mozárabe de Santa Maria de
Melque, situada en el término de San Martín de Montalbán y elementos sueltos en
alguna iglesia de Toledo incluidos en la estructura de edificios mudéjares,
construidos por mozárabes, empleando el ladrillo en su construcción
configurando el conjunto arquitectónico conocido aquí en Toledo como ETAPA
INICIAL MUDÉJAR TOLEDANA, anterior al mudéjar románico toledano.
Esta etapa
inicial toledana, está compuesta por las construcciones toledanas de las comunidades mozárabes, que habían
vivido allí gozando de ciertos privilegios bajo la denominación musulmana. Por
esta circunstancia muchos autores las consideran mozárabes como las iglesias de
Bobastro y Melque. Por su planta y estructura y por el material empleado en su
factura, tenemos que hablar de mudéjar anterior al románico toledano, que va a
iniciarse siguiendo las normas que ya se empleaban en Sahún.
En esta etapa
inicial toledana, nos vamos a encontrar con unas iglesias que de origen visigodo, como
la de San Sebastián, San Lucas, San Román y Santa Eulalia; fundadas por los
visigodos antes de la conquista de la ciudad por los musulmanes, las van a
reconstruir los mozárabes, que conviven en Toledo bajo la dominación musulmana
con ciertos privilegios, ya que se le permite construir iglesias cristianas,
pero adaptándolas a las formas constructivas musulmanas, empleando el ladrillo,
la mampostería encintada y el arco de herradura califal. Aprovechando los
fustes y capiteles visigodos
De influencia toledana tenemos la
iglesia de Santa Maria de Melque, situada en las cercanías de San Martín de
Montalbán, su origen se remonta al siglo VII ya que en un principio fue
convento visigodo y posteriormente reconstruida en estilo mozárabe en los
siglos IX y X, con planta en forma de cruz griega y cabecera rectangular,
siguiendo las pautas visigodas.
Las iglesias mencionadas
construidas al estilo visigodo, presentan gran influencia visigoda con sus
cabeceras rectangulares con testero recto y reutilizan elementos visigodos como
columnas de mármol monolíticas coronadas con capiteles de tipo corintio.
En la iglesia de
San Sebastián, reutiliza las columnas que emplean para sostener los arcos de
herradura musulmanes de ladrillo que deslindan las naves, coronadas con
capiteles visigodos y romanos.
En la iglesia de Santa Eulalia,
reutiliza columnas monolíticas y dobles sobre las que se apean los arcos de
herradura musulmanes.
En la iglesia de
San Román es en la que más restos se aprovechan, además de reutilizar columnas
romanas sosteniendo a los arcos de herradura califales enmarcados en alfiz,
deslindando a las naves, aprovecha y reutiliza capiteles coronando a las columnas, uno de
ellos es bizantino, cinco de estilo visigodo y seis mozárabes.
En su interior se ha instalado el
MUSEO DE LOS CONCILIOS Y DE LA CULTURA VISIGODA, en donde se han depositados
restos visigodos y romanos de las iglesias visigodas y de los asentamientos
romanos, localizados no solo en la provincia de Toledo sino que también en la
de Guadalajara.
Entre los restos visigodos están
fragmentos de columnas con fuste de mármol, pilastras, capiteles de tipo
corintio, cimacios decorados con cruces y rosetas, fragmentos de canceles y
lápidas de sarcófagos con inscripciones.
En Casalgordo al
sur de Sonseca y al oeste de Orgaz, se hallan las ruinas de San Pedro de la
Mata, que presentaba planta en forma de cruz griega con los brazos de igual
longitud. Hoy en día no queda de más que los muros bajos.
L
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A
ESCULTURA VISIGODA.- Mucha de la escultura ya fue mencionada al
describir las iglesias que la cobijan, nos limitaremos a describir los
sarcófagos, canceles y las artes menores que se conservan en la Península. En
estos elementos es en donde se mezclan los temas y la técnica de las diversas
influencias recibidas, en alguno las influencias son helenísticas.
En el Museo de Córdoba está el
conocido SARCÓFAGO DE CÓRDOBA, labrado en mármol gris, representa a una cacería
de ciervos a caballo. No se conoce a ciencia cierta su cronología, teniendo en
cuenta que los maestros que labraron los del Museo de Burgos, lo tomaron como
modelo, es muy probable que se sea del siglo V o del VI.
En el Museo de
Burgos se conservan dos sarcófagos y la tapa de un tercero, que proceden de
Briviesca, de Poza de la Sal y de Cameno respectivamente. En mal estado de
conservación, solo en el de Briviesca labrado en piedra se puede observar que
se ornamenta con escenas bíblicas del Antiguo Testamento.
De indudable valor es el SARCÓFAGO
DE ECIJA, de influencia bizantina y cristiana, fue tallado en el siglo VII en
piedra caliza y en sus caras se representan tres escenas bíblicas: Daniel en el
foso de los leones, El Buen Pastor y el Sacrificio de Isaac.
En la catedral de Oviedo, se
conserva la cubierta de un sarcófago de un niño llama do Ithacio, de ahí que se le conozca con el
nombre de LA TAPA DEL SEPULCRO DE Ithacio, tallado en el siglo VI o tal vez en
el VII, pues se trata de una obra preciosista dentro del arte visigodo.
El canto está decorado con un
Crismón inscrito en una corona sogueada, sobre una columna con vasos de los que
salen ramas de vid en forma ondulante y al lado aves bebiendo. La parte
superior de la tapa dividida en tres fajas, entre cenefas sogueadas de clara
influencia europea. Las dos laterales se componen de frisos de tallos
ondulantes terminados en hojas que se inscriben en círculos formados por los
tallos. Un friso es un poco más ancho que el otro y entre ambos aparece la
inscripción, haciendo alusión a que dentro del sarcófago está el cuerpo del
joven en eterno descanso.
De gran valor artístico y de
belleza insuperable dentro del estilo, está el CANCEL DE LA ERMITA DE RAMIRENSE
DE SANTA CRISTINA, situado dentro de esta ermita en la población asturiana de
Pola de Lena. Aprovechado en esta ermita de algún edificio visigodo, tallado en
mármol en el siglo VII. Se compone de tres piezas. La central un poco más alta
que las laterales, está esculpida con cuatro círculos inscribiendo cruces y
rosetas entremezcladas, y en la parte alta un trozo de una inscripción. Las
laterales más o menos iguales presenta el campo dividido en dos fajas
verticales por medio de molduras sogueadas. En una faja alternan rosetas con
cruces tipo malta y la otra está ocupada con tallos ondulantes con los espacios
ocupados por racimos.
Importante es también el friso
procedente de la localidad de Puebla de la Reina, en la provincia de Badajoz,
esculpido en mármol en el siglo VII. Se adorna con cruces dentro de círculos
sogueados y figuras geométricas compuestas de ocho triángulos con sus extremos
retorcidos formando círculos.
De la pintura visigoda, se conserva en la
Biblioteca Nacional de Paris, un ejemplar de lo que fue la pintura visigoda del
siglo VII. Se trata de un Códice conocido con el nombre de PENTATEUCO DE
ASHBURNHAM, se compone de diecinueve folios miniados (pintados con minio). El
primero representa un pórtico con arco de medio punto con cortinas levantadas y
unos pavos reales en las enjutas del arco. Los restantes contienen más de
ochenta escenas repartidas, abarcando cada una un ciclo completo desde la
creación hasta la muerte de Moisés.
El origen de este Códice fue objeto
de grandes controversias y discusiones, hasta que los autores Berger y Neuss lo
estudiaron a fondo, llegando a la conclusión, de que se trataba de un Códice
hispano-visigodo, por lo parecido que presentaba con la Biblia de San Isidoro
de León y con el Beatus de Liébana y con la Biblia de San Pedro de Cardeña.
En relación a las artes menores
trabajaron el vidrio y la cerámica. En las necrópolis de Tiermes y Tañine, en
la provincia de Soria se han encontrado vasos y restos de otras manifestaciones
artísticas construidas con barro cocido y que pertenecen a la última etapa de
la denominada TERRA SIGILATA, decorada de forma similar a la encontrada en
Ampurias con ciervos, palmetas y algún que otro animal como ciervos.
Decoradas con las mismas figuras,
están las baldosas que componían el pavimento de la basílica de Burguillos, en
la provincia de Badajoz.
Construida con vidrio, está la
famosa PATENA encontrada en Beas del Segura, en la provincia de Jaén en 1022,
es de color azul y está ornamentada con un pez simbolizando a Cristo-Dios.
Los visigodos dominaron
el arte del metal sobre todo la orfebrería, ya de tradición de su lugar de
origen, prueba de ello nos l o demuestra
el TESORO DE GUARRAZAR, hallado a diez kilómetros de Toledo; compuesto de nueve
coronas o lámparas circulares, conservadas hoy en día en el Museo Arqueológico
Nacional.
Las lámparas circulares son de
tradición paleocristiana, se colocaban en las pérgolas y ciborios (baldaquino
que coronaba el altar) de los primeros edificios cristianos, que acotaban el
presbiterio y coronaban el altar. La tradición arranca con el primer emperador
cristiano Constantino, que donó a la iglesia alguna de sus coronas, cumpliendo
alguna promesa de muchas de sus victorias. En las iglesias se le añadía a su
estructura, lámparas colgando de la corona, para iluminar esta zona de la
iglesia. De ahí parte el origen de estas lámparas circulares. La tradición la
siguieron los visigodos al convertirse al cristianismo, ya que Recaredo donó su
corona a San Félix.
El mismo origen debió de tener las
encontradas en Guarrazar, de las que destaca la de Recesvinto, tallada en oro
con piedras preciosas.
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