LA RELIGIÓN Y LA MUERTE EN LAS CIVILIZACIONES
ANTIGUAS.
Preámbulo.
Que las antiguas civilizaciones estuvieron totalmente
condicionadas por su religión, nos lo demuestra que a la hora de interpretar el
misterio de la creación, parten de sus dioses, sin recurrir para nada a los
mortales. Los griegos la inician con la diosa Gea, los egipcios con el dios Atum
y los semitas con Adán y Eva, que antes de pecar eran seres inmortales.
Los médicos, sobre todo los médicos de familia,
tienen fama de incultos. Este sambenito nos lo pusieron los profesores de
colegios e institutos sin mala fe alguna. Se apoyaban en que el médico en las
zonas rurales, hasta no hace mucho tiempo, tenía que estar las 24 horas de
guardia los 365 días del año.
De esta
manera les era imposible recorrer los territorios tanto de la península ibérica,
como de otras naciones que fueron cuna de la cultura, para ilustrarse.
Yo comentaba con ellos, diciéndoles que de esta
manera, teníamos más tiempo para estudiar el arte y la cultura, pero ellos me
respondían que no se puede describir la catedral de Burgos, por ejemplo, sin
estar a los pies del monumento y acceder al interior del edificio.
Los tiempos han cambiado mucho y hoy en día el
médico es un funcionario mas, con sus horas de trabajo y sus horas de descanso
y los fines de semana libres para que los pueda disfrutar. Así que si un médico
es inculto será porque no le interesa culturizarse.
La muerte está muy relacionada con los médicos,
aunque la misión de estos sea la de impedir que el enfermo se muera.
Ahora bien, a veces cuando un paciente sufre una
enfermedad grave, de la que no disponemos hasta la fecha de un tratamiento
específico, por mucho que haga el médico, el paciente fallece.
Otras veces es la fisiología propia de la persona, que
nace, crece, se multiplica, envejece y muere. Por mucho que se esmere el médico
el fallecimiento de la persona es inevitable.
Hasta no hace mucho se creía que al llegar al estado
terminal de la vida, las personas fallecían, por oxidación de las células de
sus tejidos al ir envejeciendo. En la actualidad después de varios estudios, se
cree que fallecemos por intoxicación de las células, y que somos nosotros los
que nos auto intoxicamos por ese pensamiento negativo hacia la muerte, que nos
han ido mentalizando nuestro padres y antepasados. Ellos nos preparan desde que
nacemos para la muerte, influenciados por el pecado original y la inmediata
expulsión de Adán y Eva del Paraíso, ya que dichos personajes antes de pecar
eran inmortales.
Para los antiguos griegos cretenses, micénicos-aqueos
e incluso para los de la época arcaica, las malvadas Pandora y Helena, fueron
las culpables, al desobedecer a Zeus, dios supremo del cielo y del universo, de
lo que le sucedió a los mortales griegos: enfermedades, hambre, guerra, muerte,
maldad, pecado, etc.
¿Quienes fueron las malvadas Pandora y Helena?
Ya hemos dicho que Prometeo tuvo la osadía de enfrentarse
a Zeus: sustrajo el fuego del cielo y se lo entregó a los mortales, Zeus
encolerizado por el ultraje (el fuego era un don exclusivo de los dioses),
castigó no solo a Prometeo sino que también a los mortales por recibirlo.
A Prometeo lo ató a una roca en un monte para toda
la eternidad, cada día un águila devoraba su hígado, órgano que se regeneraba
durante la noche de nuevo.
Por otra parte Zeus castigó también a los hombres
por haber recibido y aceptado el fuego que les había proporcionado Prometeo.
Para castigar a los hombres, Zeus hizo que su hijo Hefesto, el dios herrero del
Olimpo crease un nuevo ser a imitación de las diosas femeninas: una escultura
de bronce tan bella que al observarla Zeus, decidió insuflarle vida, nació así
una mujer tan hermosa como terrible, la primera mujer mortal. Zeus la envió a
la tierra con una vasija (La caja de Pandora), con el expreso mandato de que no
se abriera nunca. Los hombres, seducidos por su hermosura, la acogieron entre
ellos, pero no pasó mucho tiempo antes de que Pandora abriese la vasija
secreta, como Zeus había previsto, (la curiosidad de las mujeres las debía de
conocer muy bien Zeus), dejando escapar de su interior todas las desgracias que
habían de afligir a los humanos en lo sucesivo: la guerra, el hambre, las
enfermedades, la maldad y la muerte. Tan solo quedó en el fondo la vasija la
esperanza o tal vez fuese la última en salir de la vasija. De ahí que se diga
aún hoy en día que la esperanza es lo último que se pierde.
Helena, hoy está demostrado que fue un personaje de
carne y hueso, era hija de Tíndaro, rey de Esparta y de su mujer Leda, aunque
para esta era hija de Zeus, ya que la noche que se acostó con su marido lo hizo
también con el gran Dios. Sus relaciones con París hijo ilegítimo del rey de
Troya Príamo, dio lugar a la guerra de Troya mitológica.
Eva, según la tradición cristiana, inspirada en la
religión semítica, va a ser también la culpable de que por desobedecer a su Dios(Yahvé), nos ocurra lo mismo que a los
humanos mortales griegos, que desobedecieron a Zeus: las enfermedades, el
hambre, el dolor, el pecado, la muerte etc.
De ahí que el mito del Pecado Original, haya llegado
hasta nuestros días con la tan frecuente violencia contra la mujer, (violencia
de género) debido a que factores religiosos, culturales y sociales, la culpabilizan
de ser la inductora de la desobediencia a Dios con su correspondiente castigo
sobre el hombre.
En la actualidad, gracias a Darwin, apoyado en la
genética, se desmitifica la idea de que sea la mujer, la culpable de los males
del mundo a través del Pecado Original, ya que para el sabio científico,
nuestra genealogía parte por lo menos de dieciocho mujeres distintas. Aún así,
la violencia contra el sexo femenino persiste y costará muchos años desterrar y
borrar la gran mancha del Pecado Original.
Para los griegos, los mitos de Pandora y Helena
tenían una fácil explicación: Las mujeres bellas son siempre conflictivas, no
sólo para su consorte, sino para la sociedad en general; esta idea perdurará
hasta nuestros días. Ahora bien, al modelo negativo que encarnan estas dos
mujeres, había que contrarrestarlo con otro modelo positivo de mujer, y este
modelo lo encontramos en los mitos de Penélope, con un gran amor y fidelidad a
su marido, Ulises; y en Alcestes, hija de Palias y mujer de Admeto, que aceptó
la muerte por salvar a su marido. Se inmola por su marido, al que Apolo le
promete la inmortalidad si alguno moría en su lugar. Heracles, viendo la
fidelidad de Alcestes, penetró en el mundo de los muertos para rescatarla y
devolvérsela a Admeto.
También en la historia de la Biblia, el modelo
negativo de Eva, repercute no solo en su consorte Adán, sino en la sociedad en
general, que le responsabilizará de todas las calamidades que nos ocurran hasta
hoy en día. También había que contrarrestarle con un modelo positivo y este
modelo lo encontramos en Ruth, y posteriormente en María, que por sus virtudes
Dios la escoge para ser la madre del Hijo de Dios hecho hombre en la tierra. De
ahí que se diga que el simbolismo del Pecado Original, según la mentalidad
cristiana, podía hacer alusión a una posible victoria del linaje de la mujer a
través de María sobre la serpiente. De María nacerá el Mesías Cristo, con Él se
vencerá al pecado y al demonio, y se alcanzará la vida eterna.
En el año 476 el godo Odoacro, rey de los érulos,
destituyó al último emperador del Imperio romano de Occidente, Rómulo Augusto,
y se proclamó rey de Italia. La iglesia de Roma (La Santa Sede) se consideró
depositaria de la corona imperial por dos motivos: en primer lugar, para
mantener la unidad, y en segundo lugar, para evangelizar a los distintos
pueblos bárbaros –heréticos (arrianos que negaban la divinidad del Verbo), que
se habían asentado en las distintas provincias de la parte Occidental del Imperio
romano. Y crea a Europa, cuyo concepto surge desde Roma; y no va a ser una
unidad política ni económica, sino una unidad religiosa cristiana. (a)
Digo esto porque por tradición, el paciente europeo
suele ser cristiano. A mí no me sirve para nada que una persona me diga que es
atea o agnóstica a la religión cristiana. He conocido a muchas personas que se
consideraban ateas y por las circunstancias de mi profesión tuve que atenderlas
en los últimos momentos de su vida. Sus últimas palabras eran: “Jesusito de mi
vida, Virgen Santísima, ayudadme para que pueda alcanzar el Reino de Dios”.
Entonces yo
me daba cuenta que lo de ateo o era una simple falacia, o que Dios le dio la
oportunidad de convertirse antes de morir. Yo los animaba intentando quitarle
el temor a la muerte. Era un buen síntoma que Dios le diese esa oportunidad, que
indicaba que los recibía en su Reino.
El médico tiene la obligación moral y profesional de
proporcionarle al paciente salud y bienestar, pero además debe ayudar y mentalizar
al paciente desahuciado (aunque no sepamos nada del más allá) a que su alma
alcance la eternidad, como creían los antiguos griegos; que llegue a Osiris y
alcance la inmortalidad como entendían los antiguos egipcios; o que resucite en
cuerpo y alma como profesaban los semitas.
A los médicos de atención primaria nos envían desde
los hospitales pacientes que nos llegan engañados. Al no tener cura, les dicen
en el hospital: “nosotros ya hicimos todo lo que corresponde al hospital. Ahora
vais a vuestro domicilio, allí en el entorno familiar os recuperáis mejor que
encerrados aquí en una habitación”.
La mayoría de los médicos les preguntan a los
familiares a ver de lo que está enterado el enfermo, cómo conviene tratarlo,
etc.
Yo conocí dos casos especiales, uno la Clínica Universitaria.
Esta clínica practica más o menos la misma medicina que el hospital de Navarra
y que el hospital Virgen del Camino, pero tiene fama internacional y muchos
enfermos acuden aquí buscando un milagro. Igual que en la antigüedad los
romanos acudían a Pamukala, en Turquía, la antigua ciudad griego-romana de
hierápolis, la ciudad de los médicos y de los muertos. Allí concurrían toda
clase de pacientes, buscando la curación en sus aguas milagrosas y la mayor
parte fallecían. Tenían derecho a un funeral-enterramiento gratis y hoy en día
nos quedan entre sus restos miles de sepulcros de todo tipo: panteones
familiares, túmulos circulares y sepulcros individuales, más o menos señeros según
la categoría del muerto .Volviendo a la Clínica Universitaria, al llegar el
paciente a dicha clínica, después de practicarle diez o doce pruebas, muchas de ellas
innecesarias, le llama el jefe del servicio al que han acudido y les dice: “Sufre
Vd. una enfermedad muy grave, nosotros vamos a hacer todo lo posible para curarle,
pero a veces la ciencia del hombre no es
suficiente y hay que recurrir a Dios, así que en el piso bajo tienen una
capilla para que se lo pidan a Dios, se confiesen, comulguen, etc.”.
Existía un médico en el Centro de Salud de Cascante
(Navarra), que cuando le llegaba del hospital un enfermo en estas condiciones,
le decía abiertamente: “A Vd. no lo envían a que se recupere en su domicilio en
su ambiente familiar, sino que lo remiten a morir en su entorno familiar. Ya
que dentro de lo negativo y penosa que es la muerte, es menos dura si se muere
rodeado de sus familiares. Así que lo vendré a visitar dos o tres veces al día
y juntos rezaremos el rosario para que el Señor lo acoja en su Reino”.
Esto en vez de crear en el paciente un estado de
angustia, le creaba un estado de relajación y tranquilidad, y aceptaba muy bien
la preparación que le hacía el médico para el otro mundo.
El comportamiento de esta Clínica y de este doctor,
preparar al paciente para que pueda alcanzar la vida eterna, ya lo hacían muchos
siglos antes de Cristo los antiguos griegos en sus santuarios. Es decir, preparaban
a la persona para que su alma pudiese alcanzar la eternidad. Comenzaban a educarla
desde joven, sin esperar a que estuviese al borde de la muerte, porque ya
pensaban que ésta podía presentarse sin avisar en cualquier momento, para la
que había que estar preparado.
Nosotros para llegar a las creencias tras la muerte
de las civilizaciones antiguas, partiremos de Jesús de Nazaret, retrocediendo
hacia atrás, por el simple hecho de que al crear el cristianismo, los
discípulos de Cristo no se inspiran sólo en sus antecesores religiosos los
SEMITAS (en el judaísmo de ABRAHÁN y de MOISÉS), sino también en las religiones
de las antiguas civilizaciones griega y egipcia.
A principios del siglo XI, el arte cristiano se
estanca y no encuentra continuidad. Fue debido a diversas circunstancias, sobre
todo a la llegada de los árabes a la Península a principios del siglo VIII, que
determina que el arte visigodo cristiano
desaparezca. Los visigodos se hicieron fuertes en Covadonga y crearon un arte
en el pequeño reino de Asturias que Jovellanos definió como arte asturiano, por construirse sólo en
Asturias; pero esta iniciativa cultural se fue diluyendo y acabó por
desaparecer.
Entonces el monarca Alfonso III el Magno, duodécimo
rey de Asturias, al desvanecerse el arte asturiano, hizo incursiones por
territorio musulmán sobre todo por Toledo y Córdoba. Se trajo consigo
arquitectos cristianos que en territorio árabe construían un arte denominado mozárabe (a los cristianos que vivían en
territorio musulmán, se le denominaba mozárabes), para que le edificaran
sus monumentos en este estilo. Ahora bien, ocupar el territorio cristiano
español, con un arte con fuertes influencias musulmanas, iba en contra del
sentimiento cristiano europeo, máxime cuando a la Reconquista se le estaba
dando un carácter de cruzada: cristianos contra islámicos. Aunque se
construyeron grandes monumentos en estilo mozárabe, como la iglesia de San
Miguel de Escalada, acabó desapareciendo.
En Europa pasaba una cosa parecida, la mayor parte
del territorio por entonces, estaba bajo el Imperio carolingio. Al extinguirse éste
(870) desapareció el arte carolingio, fue sustituido por el arte otoniano del
Sacro Imperio Romano Germánico, pero su decadencia se llevó consigo sus
manifestaciones culturales. Entonces había que reaccionar para que el arte encontrase
continuidad y la halló tras una reforma benedictina con el nacimiento del
extraordinario arte románico,
inspirándose en la arquitectura paleocristiana y bizantina. A la basílica
paleocristiana no hacía falta más que darle una nueva orientación y una nueva
funcionalidad y quedaba constituido el ARTE ROMÁNICO (la basílica románica).
Pasando del arte a la religión cristiana, en tiempos
de Jesús sucede una cosa parecida. Jesús de niño acude a la sinagoga a escuchar
a los rabinos judíos leer la TORÁ DE MOISÉS, y se da cuenta de que la interpretan
mal y que el judaísmo de Abrahán y de Moisés está poco menos que agotado. La exégesis
que le dan los rabinos judíos en tiempos de Jesús, no se parece en nada a la
auténtica Ley escrita de Moisés; el sentimiento religioso que encierra ha
desaparecido, y Él mismo toma en sus manos la Torá y se pone a leerla en la
sinagoga y la explica a su manera. Todos los que le escuchan quedan admirados de
lo claro que interpreta la Ley de Moisés y da un paso de gigante hacia la creación
del CRISTIANISMO.
La
religión no es más que un modo de vida y una forma de comportamiento ante la
sociedad. (b)
Partiremos de Jesús de Nazaret, retrocediendo hasta
la creación del universo según las mentalidades griega, semita y egipcia.
Debido a que para los creyentes cristianos antiguos y medievales, Cristo era el
principio y fin de todas las cosas y el iniciador de un renacimiento religioso que llevaron a cabo sus discípulos,
basándose en el primitivo judaísmo de Abrahán y de Moisés, conocido con el
nombre de CRISTIANISMO, en honor a su fundador. Que no se limita solo al judaísmo,
sino que se va a enriquecer también con los pensamientos religiosos de las
antiguas civilizaciones griega y egipcia. Jesús, conocido también como Cristo, el
Ungido, por recibir los oleos sagrados, nace en Belén al año 14 del mandato del
emperador romano Octavio-Augusto. Huye a Egipto para no ser degollado como los
demás inocentes y de vuelta a Israel, se establece en Nazaret por estar
destinado según los profetas a ser NAZARENO-consagrado a Dios-.Arquelao
La paz impuesta por el emperador Octavio al hacerse
con todas las dignidades del estado de Roma-IMPERATOR PERPETUOS, fue muy pronto
alterada al producirse en la provincia de Palestina romana el MOVIMIENTO
CRISTIANO en torno a la figura de Jesús de Nazaret, uno de los personajes más
trascendentales de la historia de la humanidad.
Su mensaje, centrado en el anuncio del Reino de Dios;
en una nueva forma de entender la relación entre Dios y el ser humano; y el
modo de entender el poder y la ruptura de las formas religiosas a favor de las
personas; con un Dios que mira más por los pobres y pecadores, por un lado. Y
su predicación contra el abuso del poder romano en contra de la esclavitud
impuesta por Roma a su pueblo, por otro lado, irritaron de tal manera a las
élites religiosas del judaísmo y a las autoridades del poder romano, que lo
llevaron a morir en la Cruz en tiempos del emperador Tiberio, por considerarlo
los romanos como una cuestión de estado.
Sabemos que Jesús, judío, inicia su actividad como
predicador y sanador a los 30 años, realizando curaciones que por entonces fueron
consideradas como milagros (32 en total). Escogió un grupo de doce discípulos
como un gesto de renovación de las doce tribus de Israel y a diferencia de los
maestros-rabinos de su época; escoge también alguna que otra mujer y crea una
nueva doctrina: EL CRISTIANISMO, y sus seguidores tras su muerte inician un
movimiento espiritual de alcance mundial, con la simple afirmación de que
Cristo HABÍA RESUCITADO, que con alguna que otra crisis ha llegado hasta
nuestros días.
El CRISTIANISMO aparece con la predicación de Jesús
de Nazaret, al presentarse ante su pueblo como el MESÍAS, prometido y esperado
por ser profetizado por Isaías, y sus discípulos fueron llamados cristianos.
La predicación de Jesús se basaba en la creación del Reino de Dios, al
que se accedía por el amor a Dios y a todos los hombres, además dicho Reino se
extendía a todas las gentes, no solo al pueblo de Israel.
Jesús un judío de su tiempo, se consideraba enviado
de Dios, no para abolir la religión de Moisés y de los profetas, sino para
llevarla a pleno cumplimiento. La nueva alianza establecida por Dios debía de
ser sellada con su Muerte y Resurrección, anunciada ya por los profetas y que
abría además a los hombres redimidos el acceso a la resurrección y a la vida
eterna.
El cristianismo se mostraba vinculado a la revelación
hecha por Dios a los judíos como su perfección y cumplimiento.
La predicación de Jesús, tal como ha sido
transmitida por los apóstoles y evangelistas, sólo resulta comprensible a la
luz del Antiguo Testamento, que ha pasado a formar parte del conjunto de la
revelación cristiana.
Con el judaísmo, el cristianismo comparte la
revelación a los hombres. Jesús se apoya en la Torá de Moisés que no es más que
la revelación de Dios.
Jesús tenía grandes discusiones con las élites
religiosas judías de su época, precisamente por la forma de interpretar la Torá
de Moisés y como perdonaba los pecados en nombre de Dios. Además, curaba a los
enfermos el sábado, estando prohibido; los rabinos judíos decían que blasfemaba
y lo llevaron a la crucifixión. Cristo intentaba volver a los orígenes de la
antigua religión semita-israelita, dándole una nueva interpretación que no
coincidía con la forma de ver la religión de los judíos de su tiempo
(judaísmo), que llevó consigo un choque con los rabinos judíos. El judaísmo
estaba agotado y Jesús, ya desde muy joven, pasaba mucho tiempo en la sinagoga
leyendo a Abrahán y a Moisés, haciéndoles comprender a los rabinos que
interpretaban la Ley de Moisés de forma equivocada.
Hay que dejar claro que Jesús, tal vez fariseo (los
evangelios dejan traslucir detalles positivos de las relaciones entre los
fariseos y Jesús), también pudo tener alguna relación con los esenios como se
aprecia en la similitud del Sermón de la Montaña de Jesús con los textos qumránicos.
Sin embargo, al contrario que los maestros de la secta de los esenios del Qumran,
se relacionó con ricos, con la clase media, con los pobres y gentiles, y por
supuesto con mujeres, es probable que El mismo estuviese casado.
La Resurrección de Cristo es el acontecimiento
relacionado con su Vida, Pasión y Muerte, que más controversias ha generado a
lo largo de los veinte siglos del cristianismo. Su Resurrección, tal como nos
la presentan los evangelistas y los historiadores de su tiempo, a la sociedad
actual no le sirve. La ciencia, veinte siglos después de ser crucificado Jesús,
nos viene a decir que la resurrección química y metafísicamente es imposible.
Ahora bien, Cristo en su mensaje también nos dice, que lo que para el hombre es
imposible, para Dios todo es viable.
En la actualidad son muy pocos los que creen en la
Resurrección de Cristo, algunos más son los que creen en Cristo reencarnado
tras ser crucificado, por el simple hecho de presentarse ante sus discípulos,
una vez resucitado, con una nueva presencia. Y muchos más son aquellos que ven
en el mensaje de Jesús, una liberación ante el temor que siempre ha generado la
muerte.
La Palabra de Jesús se centraba en el anuncio del
Reino de Dios y para la sociedad analfabeta antigua y medieval, el Reino de
Dios era un paraíso al que acudían las almas de los justos y arrepentidos tras
la muerte; apoyada por la iglesia de entonces, sabedora del temor de la
población al mas allá. No cabe la mas mínima duda de que si a una persona,
después de una vida mas o menos penosa y llena de conflictos en este mundo, se
le ofrece un paraíso en donde todo es felicidad, entonces la muerte pasaría de
ser una fatalidad a un placer, o lo que es lo mismo ¿Dónde estaría su derrota?
O como nos decía San Agustín ¿Dónde estaría su victoria para los cristianos? De
ahí lo positivo del Mensaje de Jesús para los cristianos, teniendo en cuenta
además que el Reino que nos ofrece sería un lugar en donde Dios mira más por
los pobres y pecadores, en el que entrarían antes las prostitutas que los
sacerdotes, y que acogería también a los publicanos- recaudadores de impuestos-
que colaboraban con Roma.
Admitiendo que Cristo ha resucitado, la resurrección
de los muertos se va a convertir en el centro de FE y ESPERANZA cristiana a
partir de su Resurrección. Sin la fe y esperanza en su propia resurrección, la
vida para un cristiano carece de todo sentido.
¿De qué forma resucitó Cristo? Aquí comienza el
misterio, ya que sus discípulos no lo reconocieron por su aspecto físico una
vez resucitado, sino por sus actos. A la Resurrección de Cristo hay que darle
un amplio margen en la interpretación y aun así, no siempre es fácil.
La acción de devolver a la vida a un organismo
muerto y el premio o castigo a justos y pecadores tras la muerte, se ha
interpretado a lo largo de la historia con filosofías distintas, pero que no se
diferencian mucho unas de otras, debido sobre todo a que el cristianismo monoteísta
no solo se inspira en la religión SEMITA-HEBREA monoteísta del Antiguo
Testamento, sino también en las antiguas religiones como la griega y la
egipcia, politeístas. (3)
Existen grandes similitudes de estas tres religiones
y el cristianismo, de lo que le sucedía tras la muerte a los mortales esperando
ser redimidos.
¿Todas las religiones son iguales? No se puede
afirmar rotundamente que sí, pero que existe mucha similitud entre ellas, es la
verdad. Vamos a comprobar estas similitudes tras el tránsito de la vida a la
muerte y en sus creencias en el mas allá. En lo que llamaban los antiguos: vida
después de la vida (Fedón de Platón).
Teniendo en cuenta la creación de los seres vivos
(dioses y mortales) En la civilización semítica su Dios Yahvé creó el mundo y el
cuerpo del primer hombre, Adán, con barro y de piel blanca, que fue el inicio
de que la raza blanca se extendiera por Europa alrededor del Mediterráneo, ya
que Adán fue creado en la Mesopotamia, no lejos de dicho mar.
La concepción que tenían los antiguos egipcios del
universo, se limitaban a los lugares hasta donde alcanzaba la vista. Las aguas
del CAOS envolvían al mundo que contaba con la tierra, el cielo y el más allá o
DUAT, que el sol recorría de noche,
de ahí que no se pudiese ver. Esto planteaba la interrogante de cómo se originó la vida en un principio de los
tiempos.
A la hora de interpretar el misterio de la creación,
los antiguos egipcios recurrieron a la naturaleza y en concreto a las crecidas
anuales del Nilo y a los sedimentos aluviales que estas dejaban tras de si, al
volver las aguas al cauce normal, que creaban una tierra negra rica en
nutrientes, que permitían que prosperasen los campos.
Todos los años cuando las aguas del Nilo volvían a
su cauce normal, emergía de ellas una tierra recién fertilizada, esto condujo a
los egipcios a concebir la creación del mundo como una especie de MONTÍCULO,
que había emergido de las aguas primigenias, con una energía creadora
suficiente para constituirse en fuente de toda la vida. La existencia del
montículo primigenio se dio por sentada en la forma del dios Tatjenen, cuyo
nombre significa “tierra emergida”.
Se acepta que el primer dios que cobró forma a
partir del montículo primigenio fue Atum, el señor de Heliópolis, aquel que
vino a la vida por si mismo, el cual no tardó en crear otros dioses. Según los
textos de las pirámides, tomó su pene con la mano y eyaculó a través del mismo
para crear los gemelos Shu (el aire) y Tefnut (la humedad). Una vez creada la
atmósfera, de la unión de Shu y Tefnu surgieron Geb (La tierra) y Nut (el
cielo), que a su vez engendraron a cuatro hijos: Osiris Y Set, los dioses
antagónicos del orden y del caos respectivamente, y sus consortes Isis y
Neftis, quienes prosiguieron el ciclo creador.
El segundo dios creador fue Ptáb en Menfis, que su
acto creador fue el resultado de un esfuerzo intelectual del dios, que dio
forma a los seres vivos, a partir de las ideas que manaban de su corazón. Para
los antiguos egipcios el corazón era el lugar en donde residía el intelecto y
fuente de todos los pensamientos.
El tercer dios creador es Jnum en la isla
Elefantina, allí los sacerdotes veneraban a una divinidad con cabeza de cordero
llamado Jnum, el dios alfarero, pues modela la figura humana de arcilla, lo
mismo que el dios de los semitas Yahvé, que también crea el cuerpo del primer
hombre con barro que es lo mismo que arcilla y de piel blanca.
Jnum a diferencia de Ptáb que había creado a los
seres vivos con el pensamiento, llevó a cabo la actividad creadora con ARCILLA,
modelando al hombre con todos sus órganos, dando forma a la imagen.
Jnum realiza dos modelos de la figura humana, uno
para el cuerpo humano y otro para el K (espíritu), que sobrevivirá al cuerpo
físico, después de que este se haya muerto.
Lo curioso es que Jnum modela la figura humana de
color negro, que bien pudo ser el origen de la raza negra, como se puede
observar en los pueblos nubios del alto Egipcio y en los que habitan las islas
por el entorno de Aswan, todos de color negro que se extendería por toda
África.
En relación a la similitud en sí, las doce tribus de
Israel corresponderían a las doce divinidades griegas. Los doce discípulos de
Cristo, con las doce pruebas de Heracles, que los romanos lo latinizaron con el
nombre de Hércules. Y si observamos que en la escultura de la edad media
cristiana, Heracles simboliza a Cristo, nos daremos cuenta de que el
cristianismo se inspira en la religión griega.
La literatura de Santa Teresa de Jesús, la máxima
representante del misticismo junto con San Juan de la Cruz, se inspira en la
religión faraónica egipcia, conocida también como misticismo faraónico egipcio.
Civilización Griega.
Siguiendo el razonamiento griego, pensamiento
filosófico conocido como raciocinio
griego (cuando la población fue adquiriendo conciencia de si misma, pasando
lentamente de la imaginación a la razón), para su mentalidad el cuerpo era
distinto del alma, sus dioses eran inmortales y por lo tanto, sus cuerpos y
almas eran eternos, mientras que para los mortales sólo el alma era eterna. Los
griegos creían que después de la muerte el alma iba al mundo de los muertos, un
espacio situado por debajo de la superficie de la tierra, allí en donde el sol
no brillaba nunca, y el temible Hades ejercía su poder sobre un reino que muy
pocos sentían curiosidad por visitar.
Permítanme que les cuente una leyenda fruto de la
imaginación, que si yo fuera un micénico, a pesar de mi edad aún no habría alcanzado
la razón.
Para la creencia griega según el poeta Hesíodo, que
alrededor del siglo VIII antes de Cristo, dio su versión particular de la
creación del mundo, una de tantas versiones aunque la más aceptada por los
griegos. Según este poeta hubo un tiempo y una época que para la mentalidad
griega, antes de la creación del mundo, todo era una enorme oscuridad, un gran
vacío que los antiguos griegos llamaron CAOS, en un principio abstracto que no
se hallaba encarnado en ningún dios primigenio, dejando abierta la cuestión, de
cómo se creó el caos a partir de si mismo, pasando a unos hechos y a una
historia simbólicos, igual que en el Génesis del A. Testamento.
El caos creó los cinco elementos básicos: Gea (la
tierra), Eros (la fuerza del amor), Tártaro (el mundo subterráneo situado en
las profundidades de la tierra), Erebo (las tinieblas infernales) y Nix (la
madre y el poder de la oscuridad).
La siguiente en tener progenie fue Gea, que sin recorrer a sexo opuesto
engendró a Urano, el cielo
estrellado para que la cobijase y fuese el hogar de los futuros dioses. De Gea
nacieron además las montañas y Ponto –personificación del mar-, con lo que se
dio forma a la estructura básica. A Gea se le considera como la madre
primigenia, fuente de toda subsistencia y fertilidad.
Urano había nacido de Gea, pero fue su consorte y
esposo (para los primeros griegos, lo mismo que para los faraones egipcios, no
existía el incesto). La unión entre Gea y Urano, se interpreta como un enlace
sagrado entre la tierra y el firmamento, entre la diosa de la fertilidad y el
dios del cielo. Ambos formaron la primera pareja real divina origen del
universo.
Gea y Urano tuvieron una descendencia muy numerosa,
una parte de ella la componían los monstruos, tanto por su aspecto como por su
carácter. Primero nacieron los Hecatonquiros,
de forma semihumana con cien cabezas y cien brazos. A continuación nacieron los
Cíclopes, con un solo ojo tan
fuertes como salvajes, maestros en el trabajo de la piedra, se le atribuye la
construcción de las murallas de Micenas y la fortaleza de Tirene, situadas en
el Peloponeso.
Los hijos más célebres de Gea y Urano fueron los
seis titanes y las seis titánides, que se convertirían en los dioses de la
primera generación, sobre todo Cronos,
el más joven, valiente y astuto de todos ellos, que acabaría reemplazando a su
padre Urano como dios supremo.
Los titanes y las titánides encarnan las fuerzas de
la naturaleza, sus descendientes los dioses olímpicos (Zeus, sus hermanos e
hijos) acabaron ejerciendo una influencia superior a sus progenitores en la
religión griega. La importancia del mito de Cronos y sus hermanos, radica de
que de este mito parte la idea de la existencia de una familia de dioses, con
el matrimonio divino entre ellos dentro de la misma estirpe.
Urano con el temor de que alguno de sus hijos lo
destronara, nada más nacer los enterraba en el fondo de la tierra, es decir en
las entrañas de Gea, que simbolizaba la tierra, esta al no poder soportarlos,
los Hecatonquiros fueron a parar a un lugar profundo de la tierra, conocido con
el nombre de tártaro y los cíclopes condenados a vivir en un volcán.
Gea con la colaboración de su hijo pequeño Cronos,
destronaron a Urano castrándolo con una hoz, le cortaron los testículos a Urano
y los lanzaron a un lugar muy lejano (¿la isla de Chipre?, Fueron a parar al
mar y de la mezcla del esperma de Urano con la espuma de las olas del mar,
nacerá Afrodita, la diosa del amor y
de la belleza, que más tarde Zeus la convirtió en una de las doce divinidades
olímpicas.
Cronos ocupó el puesto de su padre como dios
todopoderoso del cielo, Urano quedó relegado y Gea la triunfadora, pasará a ser
considerada como la madre de todos los dioses y diosas de Grecia.
Cronos al casarse con
su hermana Rea, diosa de la
fertilidad y de la tierra, tuvieron una familia muy numerosa compuesta de seis
hijos: Hera, Demeter, Hades, Poseidón, Hestia y Zeus y creó su propia dinastía,
convirtiéndose en dios soberano de todos los titanes y titánides, pero cometió
el error de no hacer caso a su madre, para que dejase libres a sus hermanos
monstruos, que permanecieron presos bajo la tierra.
Gea herida por este trato de Cronos a sus hermanos
los Hecatonquiros y a los Cíclopes, le profetizó, que uno de sus hijos acabaría
destronándolo como él había hecho con su padre Urano.
Para burlar su destino, al que le había condenado la
poderosa Gea, Cronos iba devorando a todos sus hijos nada más nacer. Rea como
antes su madre Gea, quedó desconsolada por la muerte de todos sus hijos, y con
la ayuda de su madre, intentó salvar al pequeño Zeus, al nacer lo llevó a un
lugar seguro, al mismo tiempo que envolvía una piedra con una tela y se la
entregó a Cronos para que la tragase, pensando que se trataba de su hijo Zeus,
que acababa de nacer. Gea ocultó a su nieto en una cueva, situada según la
leyenda en el monte Ida, en la isla de Creta en donde se alimentó de leche de
cabra.
De joven pasó a Olimpia que la convirtió en su
ciudad. De todas las maneras de la infancia de Zeus sabemos muy poco, parece
ser que su primara esposa fue Metis,
una diosa tetánide ninfa del mar, célebre por su astucia y sobre todo por su sabiduría, madre de Atenea. Zeus
aprovechando su sabiduría logró convencerla para que le administrase una droga
a Cronos, que le hiciese regurgitar la piedra ingerida y todos los hijos que
había tragado anteriormente. Estos al recobrar la libertad, se pusieron al lado
de Zeus con el objeto de destronar a su padre Cronos y acabar con la raza de
los titanes y titánides que lo apoyaban.
Entramos así en uno de los mitos más célebres de la
antigua Grecia- la lucha de los dioses olímpicos contra los dioses titanes-, Zeus y sus hermanos varones contra su
padre Cronos, sus hermanos y los hijos de estos, los titanes. Cuyo resultado va
a condicionar la vida, no solo de los habitantes pre-helénicos, sino de los
griegos de todos los tiempos. Los mitos de los dioses y de los héroes,
ejercieron tal influencia en la mentalidad de los antiguos griegos,
aqueos-micénicos y minoicos, estos quedarán supeditados de tal forma a sus
dioses, que todo lo que les ocurra, será así, porque los dioses así lo han
querido.
De todas las maneras Zeus no derrotó a su padre
Cronos, tan fácilmente como este a su padre Urano, Cronos pidió ayuda a los
restantes titanes y titánides, dando origen a una guerra de proporciones
desconocidas hasta la fecha: la guerra
de los dioses, conocida también como titanomaquia,
por intervenir en la lucha los titanes.
Zeus y sus hermanos tomaron como base de acción el monte Olimpo, situado al norte,
mientras que Cronos y los titanes su base de acción estaba en el monte Otris, situado en el
Peloponeso.(b)
Gea de entrada se puso al lado de su hijo contra su
nieto y crea aterradores monstruos, que le van a crear muchos problemas a Zeus,
que desde ese punto de vista Zeus y sus hermanos se hallaban en inferioridad
numérica.
Ante tan desesperada situación, Zeus va a tomar una
sabia decisión, que le va a resultar trascendental para el triunfo final:
liberar a los cíclopes que Urano había enterrado en las entrañas de la tierra,
con el motivo de que le facilitasen a los dioses olímpicos las armas necesarias
para la lucha. Los Cíclopes al quedar libres aceptaron el trato y fabricaron: un yelmo para Hades que lo hacia invisible
y que era símbolo de la muerte; un poderoso tridente para Poseidón (c) y un
rayo para Zeus, que se va a convertir en el arma y símbolo del gran dios.
Así armados, Zeus procedió liberar también a los Hecatonquiros, que demostraron
ser unos poderosos aliados.
Con estas dos decisiones Zeus se ganó el favor de
Gea, que ansiaba ver libres a sus hijos de las entrañas de la tierra. Esta
consiguió que los titanes más sabios se sometieran a Zeus, pero la mayoría
siguió apoyando a Cronos, nombraron jefe a Atlas y la guerra se hizo más
violenta. Poco a Poco los rayos de Zeus se fueron imponiendo, al sustraerle las
armas a Cronos un Hades invisible.
Tras el triunfo de Zeus, los titanes fueron
encerrados en el tártaro a excepción de Atlas, condenado a soportar sobre sus
hombros el peso de la bóveda celeste para toda la eternidad. Cronos pasó al
exilio en la isla de los Bienaventurados.
No todos los titanes lucharon contra Zeus, uno de
ellos llamado Prometeo, un profeta que en griego significa el que ve más allá,
que ya había profetizado el triunfo de Zeus, luchó a su favor. El gran dios se
lo agradeció, pero Prometeo cometió la osadía de enfrentarse al dios. Sustrajo
el fuego del cielo y se lo entregó a los mortales; Zeus encolerizado por el
hecho lo condenó a sufrir un castigo para toda su vida, ya que el fuego lo consideraban como un don exclusivo de los
dioses, era solo y únicamente para el disfrute de los dioses.
El triunfo de Zeus en la guerra de los dioses, no
fue suficiente para destronar a Cronos, para terminar de imponer su autoridad,
tuvo que pasar por dos contiendas más; la primera conocida con el nombre de gigantomaquia o la lucha entre los
dioses y los gigantes, que se convirtió tal vez en el mito más célebre de la
antigua Grecia, fue plasmado en numerosos frisos y frontones de los templos
griegos.
Gea que había apoyado a Zeus contra sus propios
hijos viendo el mal trato impuesto por aquel a estos (después de que le
ayudaron, Zeus los volvió a enterrar en las entrañas de la tierra), se puso en
contra de su nieto y convenció a los gigantes a que le ayudasen a derrotarlo
(los gigantes según una leyenda se habían engendrado de la sangre vertida de
los testículos de Urano al ser castrado. Otra leyenda dice que los creó Gea
para vengar la muerte de los titanes).
Los gigantes animados por Gea, tomaron la iniciativa
en la contienda; los dioses luchando con gran ardor, no conseguían matar a los
gigantes, a pesar del gran poder de los hermanos y de la ayuda que le prestaron
los hijos de Zeus: Ares, Hermes y sobre todo Atenea, que tuvo una participación
muy activa en la lucha. Al no poder vencerlos no tuvieron otra opción que
acudir a un antiguo oráculo, y por primera vez en la historia de la antigua
Grecia, la sacerdotisa, al contrario que luego en Delfos que daban respuestas
ambiguas, les dio una respuesta concreta (no podía darles una respuesta ambigua
al gran dios por miedo aun castigo, como si se tratase de una persona mortal la
que le hacia la pregunta). La respuesta del oráculo fue la siguiente: Los
dioses olímpicos solo podían herir a los gigantes, para matarlos debían de
acudir a un mortal. Atenea dio con la solución alistando a su hermanastro Heracles, que aunque era hijo de Zeus también
lo era de la mortal Alcmena, un mortal provisto de una gran fuerza (símbolo de
la fuerza) que mató a los gigantes.
La tercera contienda por la que tuvo que pasar Zeus,
para imponer su autoridad, fue su enfrentamiento con el monstruo Tifón,
provisto de cien cabezas de dragón, con serpientes a modo de patas y varios
centenares de manos. Lo creó Gea por el mal trato que le había dado Zeus a los
titanes y a los gigantes. El gran dios decidió enfrentarse directamente al
monstruo. Al principio tomó la iniciativa el monstruo, pero el hijo de Zeus,
Hermes el dios de los tramposos entre otros epítetos, consiguió cortarle los
tendones al monstruo y los escondió, de esa manera Zeus fue tomando ventaja y
poco a poco lo fue expulsando de Grecia y aplastarlo bajo el Etna.
Con estos triunfos Zeus se convierte en el dios del
cielo y del universo, soberano de todos los dioses y de los hombres, adorado
por los humanos como protector del estado y de la familia (a pesar de tener más
de doscientas amantes) sentado en su trono de oro en el Olimpo y padre de la
segunda generación de dioses (dioses olímpicos).
Gea ya no volvió a rebelarse más contra Zeus,
reconociendo por fin su superioridad. De este modo Zeus y sus hermanos Poseidón, Hera (hermana y esposa de Zeus), Demeter (hermana y amante del dios) y Hestia (la diosa virgen), (Hades
había bajado al inframundo de los muertos como soberano); junto con sus hijos: Ares, Hermes, Apolo, Artemisa, Atenea y
Hefesto, junto a su tía Afrodita, pudieron
finalmente regresar victoriosos a su hogar en el Olimpo, en donde Zeus poseía
un imaginario palacio, con un gran salón en el que se reunían los dioses del
Olimpo, cuando Zeus, el dios supremo los citaba a alguna reunión.
(Tras destronar a Cronos sus hijos, los hermanos Zeus, Poseidón y
Hades se repartieron su reino, Zeus se quedó como dios del cielo y del
universo; Poseidón con los mares y las tormentas y Hades con el inframundo, en
donde no sólo estaba el mundo de los muertos, sino también cuanto se encontraba
en la superficie de la tierra).
A Zeus le preocupaba ser víctima del mismo destino
que su padre y su abuelo, pero en esta ocasión fue capaz de romper con la
maldición; no solo porque consiguió enterarse de la misma, sino porque hizo
todo lo posible para evitarla, gracias a Prometeo que le dijo que el único que
le podía destronar, sería el hijo que tuviese con la diosa ninfa del mar Tetis,
con lo que el dios podía evitar su destino, al que habían sucumbido su padre y
su abuelo. Para empezar dejó de lado su pasión por Tetis y engulló a la
titánida Metis la diosa de la sabiduría, a la que había dejado embarazada,
después de saber que el hijo que naciese de su unión habría de tener asimismo
un gran poder y decidió a darlo a luz el mismo, con el fin de neutralizar la
profecía. Fue una hija llamada Atenea. (Este pasaje de la mitología griega dará
lugar a la guerra mitológica de Troya).
Las referencias mas antiguas que se tienen del
Hades, pertenecen a los poemas de Homero, los muertos de Homero que aparecen en
la Odisea, son unas sombras errantes que conservan las señales de las heridas o
las enfermedades que fueron la causa de su muerte. La descripción que nos hace
Homero del Hades no es precisamente idílica sino tenebrosa, Aquiles no duda en
afirmar a su amigo Ulises, que prefería ser el esclavo de un pobre en vida que
el soberano del mundo de los muertos.
En un principio, en la Edad pre-helénica, ya
existían otros destinos para las almas de los muertos. Los más afortunados
protegidos por los dioses eran conducidos a
los Campos Elíseos, situados en un punto determinado de los confines de la
tierra, en donde veían pasar los días en un paraíso eternamente soleado.
Por el contrario, las almas de aquellos que habían
osado ofender en vida a Zeus eran arrojados al Tártaro, situado en lo más profundo de la tierra, en donde sufrían
los tormentos reservados para los condenados.
Así lo veían los griegos antiguos, pero a medida que
la conciencia moral de éstos fue evolucionando y se fue pasando lentamente de
la imaginación a la razón, las nociones de castigo y recompensa tras la muerte,
dejaron de ser una cuestión de mero arbitrio y pasaron a vincularse a la vida
que cada persona había llevado.
Gran parte de este cambio se debió a la influencia de
los cultos mistéricos como el de ELEUSIS, santuario situado a unos veinte
kilómetros de Atenas hacia Corinto, que enseñaba a los iniciados como tenían
que ganarse un lugar en los Campos Elíseos. Todos los años durante dos
milenios, los griegos celebraban unos ritos tan extraños como solemnes, más
importantes incluso que los Juegos Olímpicos, en agradecimiento a la diosa DEMETER,
por haber concedido la agricultura a la humanidad. Podían participar hombres,
mujeres, ricos, pobres, etc. pero estaban obligados a guardar silencio de los
ritos mistéricos en los que participaban. El que se iniciaba en dichos cultos, conseguía
establecer una relación especial con los dioses, que se traducía en una vida
feliz y exitosa, así como una serie de privilegios en el mas allá.
El culto Órfico introdujo la noción de la
reencarnación. Según este culto cada alma nacía diez veces, de tal manera que
el ciclo vital de cada una formaba mil años, la mayoría de los cuales los
pasaba en el mundo de los muertos, para emprender un nuevo ciclo en la tierra;
el alma del muerto tenía que beber las aguas del Leto, el río del olvido, para
asegurarse que dejaba atrás todo lo aprendido en la vida anterior.
Los cultos introducían conceptos desconocidos hasta
entonces de la vida en el mas allá. En el siglo III antes de Cristo, la mayoría
de la gente tenía una idea clara de lo que le esperaba tras la muerte.
El primer paso era el entierro, los que no eran
enterrados estaban condenados a vagar por el mundo de los vivos como almas en
pena. Una vez finalizado el entierro, el ALMA emprendía la primera etapa de su
viaje al más allá, conducida por el dios Hermes (hijo de Zeus y de la diosa titánida
Maya), este era el encargado de conducir las almas de los muertos al reino de
Hades, único dios al que Zeus había autorizado para cruzar libremente los tres
mundos: el Olimpo, la tierra y el mundo de los muertos-.
Hermes conducía las almas hasta el río que rodeaba al
mundo de los muertos, denominado Aqueronte, la única manera de atravesarlo era
con la barca de Caronte, quien seleccionaba a las almas de forma arbitraria,
las que debían de ser sus pasajeros y las que tenían que esperar, como
recompensa a sus servicios había que pagar con una pequeña moneda, de ahí que
los familiares del fallecido introducían una en la boca del difunto antes de
proceder a su entierro. Si no llevaba la moneda no podía pasar el río.
Las puertas que daban acceso al reino de Hades, las
custodiaba un perro de tres cabezas llamado Cerbero. Este monstruo no dejaba
salir a nadie, de ahí que Euristeo, rey de Micenas o tal vez de Tirene, primo
del héroe Heracles, en su duodécimo trabajo le encarga a este bajar a Hades y
traerse consigo a Cerbero.
Tras participar en los misterios de Eleusis, en los
que los griegos se preparaban también para acceder a Hades, Heracles pidió a
Hermes y a Atenea que le condujesen hasta él. Cuando estuvo en presencia de
Hades, éste accedió a prestarle a Cerbero, siempre y cuando consiguiese domar a
la fiera sin ayuda de arma alguna. La visión de la monstruosa criatura con sus
tres cabezas rematadas con serpientes, asustaba a cualquier mortal. Heracles se
abalanzó sobre la fiera protegido por la piel del león, (que había capturado en
Nemea) capaz de resistir las fauces del monstruo. Lo ató y se lo trajo a
Euristeo, este quedó aterrorizado al ver al monstruo, que gustoso accedió a
liberar a Heracles, cumplidas con éxito las doce pruebas que un oráculo le
había encomendado.
Por desgracia para los pecadores, Heracles devolvió
a Cerbero a Hades como le había prometido.
Antes del palacio de Hades había dos manantiales,
uno con las aguas de Leto o las aguas del olvido y otro con las aguas del
recuerdo, este último manantial daba paso al reino de los bienaventurados. Los
iniciados en el culto mistérico sabían ya de que agua beber.
Mas tarde el alma llegaba a un cruce en donde
convergían tres caminos, lugar destinado para que se celebrase el JUICIO
presidido por tres jueces del mundo de los muertos, que decidían el destino de
cada alma.
Una vez que los jueces emitían su veredicto, (no
influenciados por los reyes y por los gobiernos temporales) el alma debía de
tomar uno de los tres caminos: LOS PECADORES CAMINABAN HACIA EL TÁRTARO,
situado en las profundidades de la tierra, sumido en la más completa oscuridad.
En sus confines las almas de los que se habían comportado mal en vida, tenían
ante sí la nada halagüeña perspectiva de toda una eternidad, sufriendo los
peores tormentos. Muy similares a los sufridos por los cristianos en el
infierno, según fuese el pecado, así era el castigo.
Ixión, que mató a su futuro suegro y mas tarde
intentó violar a la esposa de Zeus, éste lo castigó a permanecer atado para siempre
sobre una rueda en llamas.
A Tántalo se le condenó a sufrir el tormento de la
sed y el hambre, mientras permanecía atado a una jarra de agua y comida fuera
de su alcance, su crimen fue dar de comer carne de su hijo a los dioses para
poner a prueba su omnisciencia y ver si la distinguían de la carne corriente.
Esto fue copiado al pie de la letra en la Edad Media
por los cristianos de entonces, ya que los pecadores sufrían los castigos según
los pecados cometidos, así a los lujuriosos se les colgaba en el infierno por
los genitales; a los avariciosos se les obligaba a tragar las monedas, etc.
Los horrores del Tártaro propiciaron una fecunda
tradición literaria presidida por Virgilio en el siglo I antes de Cristo y
trece siglos y medio mas tarde por el italiano Dante en cuyo Infierno retornó
su visión, asimilando el Tártaro al concepto cristiano del infierno. Pocos
conceptos sufrieron tan pocos cambios con el triunfo del cristianismo, como el
castigo eterno de los condenados.
Los que tenían algo que purgar, su destino eran los
CAMPOS ASFÓDELOS, equivalente al purgatorio de los cristianos, un lugar
intermedio entre el Tártaro y los Campos Elíseos, que al igual que el
purgatorio de los cristianos, no tenía un lugar determinado, más alejado del
infierno que del cielo al que acudían las almas una vez purificadas.
Los que habían llevado una vida conforme a los
designios de los dioses, acudían a los CAMPOS ELÍSEOS, un auténtico paraíso
situado en los confines de la tierra, en donde las almas vivían felices
eternamente.
Civilización Egipcia
Hacia el año l450 antes de Cristo, Egipto se extendía entre Libia
al oeste y el río Eufrátes al este, y desde Siria al norte hasta los desiertos
nubios al sur. Sin embargo, el CORAZÓN del Imperio egipcio estuvo donde siempre
había estado, a orillas del NILO, un verdadero paraíso en medio de desiertos,
sobre el que los antiguos egipcios construyeron su peculiar visión del mundo.
Esta dualidad, desiertos y tierras fértiles del río
Nilo, marcó el pensamiento egipcio.
En la iconografía, además de los jeroglíficos y las
ceremonias de los antiguos egipcios, los MITOS ocupan un lugar importante. Aunque
no había ninguna versión oficial de los mismos, se concretaron en las fuentes
de vida de las aguas del Nilo con su crecida anual, símbolo de la regeneración,
y con el Sol, cuyas divinidades ocupaban lo más alto del panteón egipcio con Ra,
cuyo centro en Heliópolis tuvo su máxima divinidad solar.
El último paso en el desarrollo del sistema de
creencias entre los antiguos egipcios, englobadas en lo que se conoce como EL
MISTICISMO SUPRARRACIONAL DEL ANTIGUO EGIPTO FARAÓNICO, que abarcaba a todos
los estamentos sociales, abandonando la razón en aras del sentimiento y la
imaginación (devoción exagerada), fue el concepto del rey-dios. Para los
egipcios, el FARAÓN era un dios, descendiente de los dioses, pero en realidad
venía a ser un intermediario entre los humanos mortales y las divinidades
universales. De ahí que se venerase a los antepasados de los faraones, los
dioses, mediante unas creencias perfectamente preestablecidas en templos
abiertos solo a los sacerdotes y a los propios faraones. Como sucesores del
dios Horus, representaban la reencarnación de las fuerzas del orden, delegados
en la tierra de las fuerzas del orden divino.
El faraón al morir acompañaba al dios Ra-el sol- que
desaparecía al atardecer para renacer al día siguiente, y era por lo tanto un
ser inmortal. Acompañando al dios Ra, no tenía problemas para salvar los
obstáculos del DUAT. Tampoco los
tenía para salvar el juicio presidido por Osiris, y al pesar su corazón, la
balanza siempre se inclinaba al lado de la pluma de Ma’at, la diosa de la verdad, de la justicia y del orden divino.
De esa forma Osiris gobernaba el mundo de los muertos como dios del mas allá, y
la personificación devolvía la vida al faraón, y como además el encuentro de Ra
con Osiris tenia lugar de noche, el faraón renacía al día siguiente
convirtiéndose en un ser inmortal.
Tan difundida estaba la presencia de los dioses en
la vida cotidiana de los antiguos egipcios, que los dioses, los planetas y el
mundo, formaban parte de un mismo orden cósmico, conocido como ma’at, que los humanos debían
preservar.
La concepción que tenían los antiguos egipcios del
universo se limitaban a los lugares hasta donde alcanzaba la vista. Las aguas
del CAOS envolvían al mundo que contaba con la tierra, el cielo y el más allá o
DUAT, que el sol recorría de noche,
de ahí que no pudiera verse. Esto planteaba la interrogante de cómo se originó
la vida en un principio de los tiempos.
A la hora de interpretar el misterio de la creación,
los antiguos egipcios recurrieron a la naturaleza y en concreto a las crecidas
anuales del Nilo y a los sedimentos aluviales que éstas dejaban tras de sí, al
volver las aguas a su cauce normal, que creaban una tierra negra rica en
nutrientes que permitía que prosperasen los campos.
Todos los años cuando las aguas del Nilo volvían a
su cauce normal, emergía de ellas una tierra recién fertilizada, esto condujo a
los egipcios a concebir la creación del mundo como una especie de MONTÍCULO,
que había emergido de las aguas primigenias, con una energía creadora
suficiente como para constituirse en FUENTE DE TODA LA VIDA. La existencia del montículo
primigenio se dio por sentada en la forma del dios Tatjenen, cuyo nombre
significa “tierra emergida”.
En relación con esto existe un templo, el denominado Kom Ombo, situado muy cerca de
Aswan, que está dedicado al dios Sobek -con cabeza de cocodrilo- que los
egipcios consideraban el dios de la fertilidad y creador del mundo. Su
presencia en el delta, indicaba que las crecidas eran muy abundantes, y aquel
año era fuente de vida y fertilidad. Es decir, que los cocodrilos le traían la
vida y la fertilidad.
Los orígenes del montículo primigenio de donde había
emergido por primera vez, al no estar nada claro, todos los centros religiosos
principales se atribuían para sí tal honor, y se discutía cual había sido la
primera divinidad.
Se acepta que el primer dios que cobró forma a
partir del montículo primigenio fue Atum, el señor de Heliópolis, aquel que
vino a la vida por sí mismo, el cual no tardó en crear a otros dioses. Según
los Textos de la Pirámides, tomó su pene con la mano y eyaculó a través del
mismo para crear los gemelos Shu (el aire) y Tefnut (la humedad). Una vez
creada la atmósfera, de la unión de Shu y Tefnut surgieron Geb (la tierra) y
Nut (el cielo), que a su vez engendraron a cuatro hijos: OSIRIS y SET, los
dioses antagónicos del orden y del caos respectivamente, y sus consortes Isis y
Neftis, quienes prosiguieron el ciclo creador.
Ptab, el dios creador. A la
creación de los dioses por Atum, dios creador de Heliópolis, había que unir el acto productor de Ptab de
Menfis, resultado de un esfuerzo intelectual del dios, que dio forma a las
cosas a partir de las ideas que manaban de su corazón. Para los antiguos egipcios el corazón era el lugar donde
residía el intelecto, fuente de todos los pensamientos que la lengua hacía reales
al pronunciarlos.
El mito de Menfis de la creación no representaba
ninguna negación del mito creador de Atum ni de sus actos creadores en el
montículo primigenio, sino que propugnaba la coexistencia de las dos
divinidades.
La presencia
material de Atum estaba simbolizada en cualquier centro religioso bajo la forma
de un montículo sagrado, mientras que la presencia intelectual de Ptab se
hallaba presente en todos los dioses, en todas las personas y en todos los
seres vivos.
A veces Tatjenen-montículo primigenio- y Ptab,
aparecen unidos a dicho espacio sagrado.
En cuanto a la creación del ser humano, los antiguos
dioses egipcios no tenían mucho interés en ella. De todas formas, existieron
dos mitos unidos a la creación de los dioses, uno en Heliópolis, que parte de
Atum creador de los primeros dioses. Creados sus hijos Shut y Tefnut, estos
acabaron escapándose, Atum se propuso encontrarlos, extrayéndose uno de sus
ojos y dotándolo de poder hasta convertirlo en una diosa, conocida con el
nombre de Hathor o Sejmet.
Una vez creada, le encargó que escrutase el universo
en busca de señales de sus hijos. Cuando por fin los encontró, los llevó de
vuelta a su padre, quien llorando de alegría, los abrazó; sus lágrimas cayeron
entonces sobre la tierra y dieron forma a los primeros seres humanos.
Otro mito
sobre la creación del hombre procede de la isla Elefantina, situada en una de
las cataratas del Nilo, allí los sacerdotes veneraban a una divinidad con
cabeza de carnero llamado Jnum, el dios alfarero.
Jnum, a diferencia de Ptab, que había creado a los
seres vivos con el pensamiento, llevó a cabo su actividad creadora con ARCILLA,
modelando a un hombre con todos sus órganos dando forma a la imagen. Jnum
realizaba dos modelos de la figura humana, uno para el cuerpo humano y otro
para el ka (el espíritu), que
sobrevivía al cuerpo físico después de que este hubiese muerto. Una vez
modeladas estas dos entidades salían del vientre materno, nueve meses después
bajo la forma de un bebé recién nacido.
Preparativos para la eternidad. Los antiguos egipcios creían que para acceder al más allá era
fundamental preservar el cuerpo tras la muerte. En un principio los cuerpos
mortales se enterraban pero con el tiempo se extendió el proceso de embalsamar el
cadáver en la tumba.
Además del cuerpo físico (Sak) y del corazón (ib)
en el que se creía que residía la inteligencia y los sentimientos, los egipcios
creían que toda persona se componía de cinco partes: el ka (espíritu), el ba
(el alma), la unión del ka y el ba daría lugar al akb; el rem (el nombre)
y el shuwt (la sombra), estos dos
últimos componentes tenían propiedades metafísicas destinadas a proteger a la
persona.
El ba
viajaba por el cielo en compañía de los dioses y era crucial a la hora de
preservar la inmortalidad del fallecido, por tener que atravesar el mundo de
los muertos, con los peligros que entrañaba antes de poder unirse al ka y convertirse en akb. Este último que se solía presentar como un ibis con cresta,
constituía la forma última y más perfecta de existencia a la que podía aspirar
todo egipcio, y una vez creado duraba toda la eternidad.
El akb
moraba en la vida en compañía de los dioses y el proceso de su formación (ka+ba), dependía de la correcta
preparación del cuerpo físico para la vida en el mas allá.
Para los antiguos egipcios solo se podría acceder a
la vida después de la muerte si se cumplían tres requisitos:
1º- La perfecta conservación del cuerpo una vez
muerto.
2º- El correcto sustento del ka que residía en la tumba absorbiendo las ofrendas dejadas por
los sacerdotes y familiares del fallecido.
3º- La pronunciación del nombre del fallecido en las
oraciones.
El primer paso para acceder a la vida del más allá,
consistía en el proceso de la momificación, destinado a conservar los restos
mortales de la persona.
El dios encargado de embalsamar a los muertos era
Anubis, que se representa bajo la figura de una persona inclinada con la cabeza
de un chacal negro.
La protección de los muertos.- Durante el
viaje al más allá, el ba tenía que
hacer frente a muchos obstáculos, de ahí que se rodease al muerto con toda
clase de amuletos protectores. Uno de los elementos mágicos mas importantes era
el PILAR (una columna erguida coronada por cuatro barras entrecruzadas). El
origen de este símbolo es desconocido, pero se relaciona en el LIBRO DE LOS
MUERTOS con la columna de Osiris, y tenía por objeto dotar de estabilidad al
fallecido en el más allá.
Existían además otros tipos de amuletos como los
escarabeos o escarabajos que se colocaban sobre el corazón del muerto, en donde
los egipcios ubicaban la inteligencia y el centro de la personalidad, de ahí
que fuera este órgano el que se pesara en el juicio ante Osiris. El objeto de
los amuletos era que el corazón no pesara demasiado por las maldades cometidas
en la vida, para que no se volviese contra la persona como testigo en presencia
del señor de las cosas.
Después de la muerte, los antiguos egipcios
esperaban poder unirse a Osiris, el dios de la resurrección y del mundo de los
muertos, el único a través del cual se podía acceder a la inmortalidad.
Se le solía representar envuelto en vendas como una
momia con los atributos de la realeza: el báculo y el mayal, símbolos de su
condición de soberano de la Tierra; padre de Horus, con el que todos los
faraones se identificaban, se le conocía como “El eternamente incorruptible” y
con el epíteto de “El adelantado de los occidentales”.
Se le menciona por primera vez en la Dinastía V
(2500-2350 a. de C.), y era una figura importante en la mitología de Heliópolis,
en donde Ra venía a ser la divinidad mas importante. Existió alguna rivalidad
entre ambas divinidades, tan importante en el mundo de los muertos, pero tal
como se desprende de una referencia en que aparecen ambos abrazados, indicaba
que se convertían en almas gemelas.
El papel de Osiris en la mitología egipcia era
complejo, pues a pesar de que se asociaba con la vida en la Tierra, como dios
de la fertilidad y de la agricultura, también se identificaba con la muerte.
Era el señor de los muertos, gobernaba el mundo de los difuntos, como una de las
divinidades más importantes. Se le rendía culto en todo Egipto como protector
de los muertos, guardián de las necrópolis y garante del regreso a la vida. Tan
importante era la unión entre el alma de las personas y Osiris, que en las
inscripciones funerarias el nombre del dios aparece como prefijo del nombre del
propio fallecido.
Por otro lado, se le consideraba un dios justo y se
decía que todos aquellos que llevasen una vida impecable se reunirían con él en
el más allá. Pero hasta la conciencia más virtuosa tenía que demostrar su valía,
de modo que cuando se introducía el cuerpo en la tumba, el ba tenia que
superar una serie de pruebas antes de alcanzar su objetivo, la dicha espiritual
en el más allá.
El duat.- La visión que tenían los antiguos egipcios del más
allá, se inspiraba en la tierra de los vivos. Así, había un río con arena en
sus orillas en clara analogía con el Nilo, el cual discurría por una llanura en
medio de montañas con un nuevo elemento, una estrecha garganta situada en el
extremo occidental por la cual el dios del Sol accedía al lugar donde concluía
el día y los humanos llegaban al final de sus vidas.
Los antiguos egipcios estaban bastante
familiarizados con el mundo de los muertos, pero ello no impedía que para el ba recién llegado, representara un
terrorífico acumulo de obstáculos.
La topografía del duat incluía accidentes naturales como lagos, desiertos e islas,
así como un túmulo de donde salía una cabeza conocida como la carne de Isis, al
aproximarse el alma del muerto.
El trayecto estaba plagado de demonios con nombres
como “El que mira hacia atrás y procede del abismo”, los cuales tenían por
objeto impedir el avance del alma con ayuda de bastones, lanzas y redes. Para
protegerse de ellos el alma tenía que conocer sus nombres secretos. En los
textos funerarios aparecen mapas del mundo de los muertos, así como los
conjuros necesarios para salir airoso de sus obstáculos. En ellos se descubría
también el destino de aquellos que se hallaban a la espera de ser juzgados por
haber sido enemigos de Ra: la decapitación, el desmembramiento o el ser
quemados vivos o sumergidos en una caldera de aceite hirviendo.
Igual que el dios Sol en su viaje nocturno, el ba tenía que atravesar el duat,
hasta que le llegara el momento de volver a la vida. A diferencia de Ra que no
sabía su destino hasta el fin de la noche, el ba descubría su destino en la sexta puerta en donde se encontraba
Osiris, sentado en su trono en la SALA DEL JUICIO, flanqueado por las diosas
Isis y Neftis. En su presencia se pesaba el corazón del muerto con el
contrapeso de la pluma de Ma’at, la
diosa de la verdad, el orden divino y la justicia. Una vez pesado, Anubis,
comprobaba el resultado y Thot, el dios de la sabiduría y de la noche, dejaba
constancia escrita del mismo.
Mientras tanto, el muerto proclamaba su inocencia de
tal o cual crimen, en una ceremonia ritual conocida con el nombre de CONFESIÓN
NEGATIVA.
A continuación el ba tenía que comparecer ante un tribunal compuesto por cuarenta y
dos dioses asesores y dirigirse a cada uno de ellos por sus respectivos
nombres. La confesión negativa proporcionaba una inmunidad total al ba. “No me sobrevendrá ningún tipo de
mal en esta Sala de Justicia, porque conozco los nombres de todos los dioses
que están en ella.”
Si la balanza se decantaba por el lado del corazón,
quería decir que el alma estaba cargada de mucha maldad y perdía toda
posibilidad de redimirse. Ahora bien, si se inclinaba hacia el lado de la pluma
de Ma’at, EL ALMA SE SALVABA.
Debajo de la balanza se encontraba el temible AMAT,
el “devorador de los muertos condenados”, un temible monstruo con cabeza de
perro o de cocodrilo, patas de león y parte trasera de hipopótamo, a cuyas
fauces iba a parar el corazón de los muertos dominados por el mal.
Civilización Semítica
Para la
creencia de los semitas, la persona cae en una muerte transitoria y el poder de
Dios volverá a la vida al hombre en su totalidad, -cuerpo y alma-, ya que ambos
forman un todo indivisible.
Los Semitas descienden de los primeros habitantes
del Antiguo Testamento, Adán y Eva, más concretamente de su hijo de Noé, Sem. Pero
estos primeros habitantes creados por Dios son de tipo simbólico, y las
respuestas del Génesis, al no ser científicas a muy pocos les sirven hoy en
día; y suponemos que tampoco les servirían a la sociedad medieval, por no tener
nada de doctrinales. Los teólogos nos vienen a decir, que no existiendo pruebas
ciertas, nos es más útil la oscuridad con la que el Señor ha querido que
quedásemos Sobre este punto. Dios, no encontrando otro medio mejor, elige una fórmula
asequible a todos los hombres, expresándose a través de una historia y de unos
hechos alegóricos que encierran todo el problema del bien y del mal, sobre el
que gira todo el Génesis.
Según el Génesis, Caín después de matar a su hermano
y sufrir el castigo de Dios, anduvo errante sobre la tierra y se asentó al este
del Edén, aquí conoció a una mujer y tuvo una descendencia que se inicia con su
hijo Enoc. El Génesis la termina con los hijos de las dos mujeres de Lamec, sin
que se vuelva a hablar más de ello, pasa al tercer hijo de Adán, Set. Había que
pensar que si sus padres fueron los primeros habitantes, ¿de dónde salió la
mujer de Caín? Pío XII, en su encíclica HUMANI GENERIS, dejó sentado de una vez
por todas, que nadie impide la existencia de materia viviente anterior a la
creación del hombre y por lo tanto la existencia de otras personas.
Adán conoció a una nueva mujer de la que nació su
hijo Set, para contrarrestar la pérdida de Abel. Set inicia una descendencia
con su hijo Enos; después de 20-30 generaciones Enoc engendró a Matusalén, este
engendró a Lamec y cuando tenía ciento ochenta y dos años engendró a Noé, que
tuvo tres hijos: Cam ,Sem y Jafet. Noé es conocido por la aventura de los
animales para salvarlos del diluvio universal. Su simbolismo gira en torno a la
salvación para el hombre. Luego vendrá el destierro y su liberación como
símbolo de la futura humanidad, su caída en pecado y la liberación por obra de
la Gracia. Egipto simboliza el destierro al que los hombres seguimos sometidos
hasta el paso del mar Rojo, con el bautismo que nos libera por la Gracia de
Dios.
Cuando desapareció el diluvio, Noé dejó la barca en
la cima de los montes de Aralat y se dedicó a cultivar la tierra y a fabricar
el vino. Al no conocer sus efectos, se embriagó y quedó desnudo en medio de su
tienda, al verlo Cam y su hijo Canaán se burlaron de él, mientras que sus otros
dos hijos, Sem y Jafet lo cubrieron con una manta. Al recobrar la razón, Noé
maldijo a Cam y a su hijo Canaán y los castigó con ser siervos de Sem y Jafet,
pero desobedecieron a su padre y se desplazaron a la tierra de Canaán, en donde
iniciaron una gran descendencia conocida con el nombre de cananeos.
Nos interesa por lo tanto la descendencia de Sem
conocida con el nombre de los SEMITAS. La descendencia de Sem se inicia con su
hijo Arfaxad y a la octava generación nació Najor, padre de Teraj que a los
setenta años engendró a Abrahán, la genealogía de Abrahán parte de Sem, era por
lo tanto un semita. Semitas fueron todos sus descendientes, Isaac, Jacob etc.
este al hacer con Dios la alianza le cambia el nombre por el de Israel,
llamándose desde entonces israelitas, antes han de pasar por Hebron de ahí el nombre
de hebreos con que también se le conocen.
Los semitas emigraron desde la Mesopotámica, su
lugar de origen a Canaán en donde se establecieron. En la Mesopotamia eran
seminómadas que se dedicaban al pastoreo de ovejas y camellos, estaban
divididas en tribus dirigidas por el hombre más anciano de sus miembros: EL
PATRIARCA. Una de esas tribus se dirigió remontando el río Eufrátes hasta
Harran. De esta tribu salió el hijo de Teraj: ABRAHÁN, que encontrando
dificultad para el pastoreo, tal vez por inundaciones, tuvo la inspiración de
su fe monoteísta en el siglo XXI antes de Cristo, hizo la primera alianza con
Dios y este lo envió a Hebron en Canaán, en donde según el Antiguo Testamento
hizo la segunda alianza con Dios y creó una familia.
Abrahán consiguió ser nombrado el patriarca de la
tribu, que al fundirse con otras tribus de Palestina y al tener de nuevo
dificultades para el pastoreo, ahora por sequía ya que Hebrón está situado al
norte del desierto del Neguet, en pleno desierto de Judea, hacia el año 2.000
antes de Cristo, invadieron Egipto.
En Egipto, Sara, a la que Abrahán llamaba su hermana
para que no lo mataran por la belleza de su esposa, que viéndola tan hermosa,
los jefes del faraón la llevaron a su presencia para que este la hiciera su
mujer.
Al enterarse el faraón, que Sara era la mujer de
Abrahán, se la entregó y le dijo que se alejase fuera de Egipto y regresó a
Hebrón, aquí tuvo otra alianza con Dios que les prometió esa tierra a sus
descendientes. En Hebrón están los sarcófagos de Abrahán, de Sara, de Isaac y
de su esposa Rebeca, así como los de Jacob y su esposa Lía.
Aquí se separaron Abrahán y su sobrino Lot, este
paso al este a la hoya del Jordán y Abrahán al oeste a tierra de Canaán.
Los israelitas volvieron a Egipto, a nosotros se nos
indica que los hebreos llegaron a Egipto con el relato bíblico-simbólico de
José y sus hermanos, hijos de Jacob, dando lugar al establecimiento de núcleos
hebreos en Egipto.
Egipto simboliza el destierro, son castigados por
Dios por alejarse religiosamente de su ley, permanecen allí 400 años, hasta que
el faraón Ransés II los expulsa y Moisés y posteriormente Josué después de
muchas vicisitudes y de andar errantes por el desierto de Sinaí, los retorna a
su tierra prometida. Moisés con la Torá reforma y legisla la nueva religión del
judaísmo que la había iniciado Abrahán.
El año 70 después de Cristo fue destruido el templo
de Jerusalén por el emperador Tito que había reconstruido Herodes el Grande
sobre el antiguo templo de Salomón, a partir de entonces el culto del templo
(sacrificios) fue sustituido por el culto de la sinagoga (plegarias) que ya
había sido instituido en Babilonia a raíz de la caída del reino de Judá.
Hay que distinguir la Ley escrita y la Ley oral,
para los judíos la Biblia corresponde en lo esencial a lo que los cristianos
denominan Antiguo Testamento, se divide en tres partes: La Ley de Moisés o
Pentateuco (La Torá), los profetas y la hagiógrafos.
La Torá y los demás libros de la Biblia constituyen
la Ley escrita. La Ley oral se remonta también a Moisés, es un complemento de
la Torá, estas enseñanzas transmitidas por vía oral de generación en generación
fueron puestas por escrito por el rabino Yéuda ha –Nasí 200 años después de
Cristo, al conjunto de tales comentarios se le denomina Talmud.
Para los semitas como hemos dicho cuerpo y alma
forman un todo indivisible. Cristo al renovar el Antiguo Testamento, su
renacimiento religioso se inspira en el pensamiento religioso de los semitas, Ahora
bien, ¿Estaban los semitas en posesión de la
verdad para asegurar que cuerpo y alma son indivisibles?, además semitas
descendientes de Sem, son todos los hebreos ya que aunque Abrahán era caldeo,
su genealogía parte de Sem y su tradición era la de un semita a pesar de que su
familia era originaria de Ur (Caldea) y en su larga historia el pueblo de
Israel pasó por la creencia de diversos pensamientos religiosos tanto
monoteístas como politeístas.
Los doctores de la iglesia actual, nos dicen, que el
cuerpo resucitado de Cristo, no hay que entenderlo según las mentalidades
helénica y egipcia, como si se tratase de un cuerpo terrestre contra distinto
del alma espiritualmente transformado, sino en mentalidad semítica, que nos
habla de un “cuerpo pneumatico” de los resucitados en oposición al” cuerpo
psíquico “de los terrestres.
Pneuma significa principio vital de los seres vivos,
que con el cristianismo fue adquiriendo un sentido similar al de espíritu.
El término fue creado por los filósofos griegos y
desarrollado por la escuela del Estoicismo, que designaban cuerpo a toda
persona que pueda tener una existencia supraterrestre, celestial, pneumática.
Cristo resucitado es el mismo que Cristo terrestre pero en una plenitud de
existencia que se asemeja, bajo cierto aspecto a la existencia propia de los
espíritus.
La existencia de Cristo resucitado es corporal pero
sin la limitación de los cuerpos extensos. Su presencia no está ligada a ningún
lugar determinado, de ahí que hablemos de la PRESENCIA DINÁMICA DE CRISTO
RESUCITADO.
Esta es la presencia misteriosa de Cristo
Resucitado. Si en los días siguientes a su Resurrección aparece restringida su
presencia al ámbito de su Madre, de Maria Magdalena y de los apóstoles, sucedía
por intención pedagógica de dar a entender el modo de la nueva presencia. Fin.
Aquiles, (1250 antes de
Cristo). Su madre la diosa ninfa del mar Tetis, condujo a su hijo Aquiles de
niño al Estigia, el río que envolvía al mundo de los muertos y cuyas aguas
tenían la virtud de conceder la inmortalidad y lo sumergió entero a excepción
del talón, por donde lo tenía sujeto su madre, punto débil éste que con el
tiempo había de tenar consecuencias fatales.
En la guerra de Troya, al llegar a la ciudad
amurallada, destruyó el templo de Apolo y le cortó la cabeza a la estatua del
dios que lo presidía. Haciendo caso omiso a sus soldados, que no comprendían
por qué Aquiles no creía en los dioses y empleaba su furia contra un dios tan
poderoso como Apolo.
El dios al final de la guerra, se vengaría. Paris
príncipe de Troya arrojó una flecha envenenada sobre Aquiles, que el dios Apolo
la guió hasta el talón, único punto vulnerable de su cuerpo.
Murió en la guerra de Troya como le había
pronosticado su madre:” si vas a la guerra, no volverás ya que tu gloria y tu
maldición caminan juntas hacia la muerte”. Ahora bien, alcanzaras la
inmortalidad y por muchos años se hablará de ti. Todos los héroes que acudieron
a Troya lo hicieron por ese afán de los mortales griegos de alcanzar la
inmortalidad.
Pericles, (495-429 a. de C.).
Al regresar Temístocles (general jefe de las tropas atenienses) a la ciudad,
tras el triunfo sobre los persas, la Acrópolis estaba en ruinas destruida por
los persas, al abandonar los atenienses la ciudad y refugiarse en sus naves en
Salamina, Temístocles inicia la construcción de un templo dedicado a la diosa
Atenea, (fundadora de Atenas, todo el proyecto de la Acrópolis fue subordinado
a su adoración), denominado Hecatompedon, por tener cien pies de largo.
Como el templo se ubicaba fuera del lugar en donde
había estado situado el viejo de madera anterior, a los atenienses no les
parecía bien y las obras quedaron interrumpidas, hasta que Pericles decidió que
era el lugar idóneo para levantar el PARTENÓN.
Al subir al poder Cimón sustituyendo a Temístocles,
decidió que el lugar elegido para la construcción del templo de la diosa, sería
el que ocupaba el viejo templo anterior. Pericles que le sucede, sin embargo
levantó el Partenón fuera del asentamiento del templo prehelénico.
Por tercera vez en la historia de Grecia, un hombre
culto con un gran espíritu liberal, Pericles, hizo caso omiso a los augurios de los dioses, y a los fanáticos
atenienses que se aferraban, a que la diosa deseaba quedar, en el mismo lugar
en donde se levantaba el viejo templo.
Sócrates, (440- 399 antes de Cristo). Fue condenado a beber
la cicuta, por haber quebrantado las tradiciones, por haber honrado a otros
dioses que los de la ciudad y por corromper a la juventud con sus enseñanzas.
Por entonces desde el 461 Grecia era democrática.
Las últimas palabras que dijo al conocer la
sentencia, dirigiéndose al tribunal popular fueron; si la muerte es un sueño
eterno como creo, vivir unos años
más o unos años menos, no me importa demasiado ya que la mitad de nuestra vida
la pasamos dormidos.
Si hubiese vida en el más allá, ¿Se dan ustedes
cuenta, lo feliz que me voy a encontrar, hablando con Homero, Heredoto y demás
personajes griegos?
Dante, (la humanidad
pecadora). (1265- 1321) En el Canto primero, después de invocar al genio de la
poesía, Virgilio (la razón), que le ha elevado gradualmente hasta la
contemplación de las cosas celestiales, refiere como, guiado por Beatriz, o la
Teología, ha podido subir al Cielo desde el paraíso terrenal.
El Cielo igual que el infierno y el purgatorio, Dante
lo divide en nueve círculos, siendo el superior el paraíso celestial. Quería
decirnos como la naturaleza humana, se adapta solo al segundo círculo; esto es,
a la segunda persona, siendo las tres un solo Dios, y como se hallaban unidas
las dos en una. Esto también lo dijo luego el papa León I (440-461) que por
medio de una Encíclica nos vino a decir, que las dos naturalezas se unen en la
figura de Cristo, a un mismo tiempo y sin mezclarse.
Al no haber iluminado mi mente la Gracia Divina,
haciéndome conocer como el Verbo Divino, se une a la naturaleza humana.
Pero Dios hacía mover mi deseo y mi voluntad de
acuerdo con la suya, de modo que me alegré de que me faltaran las fuerzas de mi
fantasía, y me calmé ante la voluntad de Dios.
En el cántico del Paraíso, lo mismo que el del
purgatorio y del infierno, termina con la palabra estrellas.
El siglo XX fue un siglo muy complejo en relación a
la religión practicada en nuestro país.
El primer
tercio del siglo bajo la monarquía, por tradición la población era católica
practicante, e igual más o menos que los antiguos griegos, del cuerpo y alma de
la persona, solo consideraban eterna al alma.
A la monarquía le sustituyen unas republicas
democráticas totalmente ateas.
Al proclamar
el general Franco la dictadura, se vuelve a practicar la religión cristiana
siguiendo los principios religiosos de los semitas (descendientes de Sem), ya
que el catecismo que se nos enseña en la escuela y en nuestras casas, se nos
dice que las personas resucitarán con su cuerpo y alma que tuvieron, igual que
creían los semitas. Para ellos la persona cae en una muerte transitoria y el
poder de Dios volverá a la vida al hombre en su totalidad- cuerpo y alma-, ya que ambos forman un todo indivisible.
Si resucita el alma debe de resucitar el cuerpo y viceversa, si resucita el
cuerpo también resucitará el alma.
Tras la dictadura y a caballo entre el siglo XX y
XXI, observando el pensamiento religioso
de la población, yo, modestia a parte, escribo cuatro o cinco novelas de
aventuras y de espionaje, tres o cuatro decenas de relatos y cuentos gallegos y
un drama trágico.
En relación al drama trágico, el autor influenciado
por la religión de la antigua Grecia, por los semitas y por Dante, aún cree,
tras las encuestas realizadas a la población de los primeros años del siglo
XXI, que el alma eterna es la que acude al más allá, tras la muerte de la
persona. (Quise ser consecuente conmigo mismo y le hice caso a la mayoría de
los encuestados que creen así).
Estoy totalmente convencido, como la mayor parte de
la población actual qué, dentro de cincuenta años la población europea en vez
de ser laica como en la actualidad (libertad de culto para practicar la
religión que uno desee), será atea.
En el drama, su protagonista Carlos, creyéndose
culpable indirecto de la muerte de su amada Elisa, intenta suicidarse varias
veces, para acudir al más allá y encontrarse con ella y volver a ser allí
felices de nuevo; a pesar de que los teólogos a los que acude a preguntarles
del más allá, tanto los mayores como los jóvenes, más influenciados por los
pensamientos religiosos griego y egipcio, que por sus antecesores religiosos
los semitas (Cristo se inspira en la religión de los semitas para crear el
cristianismo), les dicen que no intente suicidarse de nuevo, ya que es muy
difícil que encuentre en el más allá, a su amada Elisa con el mismo cuerpo y
alma que tenía en la tierra, como no ha venido nadie de allá para decirnos como
es aquello, solo nos queda la fe.
El protagonista muere por una infección
hospitalaria, y en el preámbulo de su muerte manifiesta:
En un principio y por cierto tiempo desde mi
subconsciente escuchaba las voces de cómo luchaban los médicos para salvarme, y
la preocupación de mis amigos que me acompañaban en la habitación, que temían
que mi muerte fuese inminente.
Se me nubló la mente, pero no el espíritu, ya que
desde ese momento pasé a situarme en el mundo de las almas. (De aquí en
adelante quiero describir, los acontecimientos que viví en mi camino al más
allá, tras mi vida terrestre, cuyo comportamiento con el prójimo no fue un
modelo a seguir. Me porté mal con todas las mujeres con las que he vivido unas
tormentosas relaciones sentimentales, con ello pequé también contra Dios).
No fui yo el primero, ni seré el último, como pude
comprobar ante la muerte de alguno de mis pacientes, que una reacciones psíquicas
desconocidas, que se producen en la mente de la persona en el preludio de la
muerte, inconscientemente a través del mundo onírico, te envían un aviso, no
solo para indicarte que te vas a morir de inmediato, sino como va a ser tu
tránsito hacia la otra vida.
Llegó un
momento que dejé de percibir toda clase de información desde la habitación del
hospital. Me encontré en un lugar tenebroso, en donde no existía fuego, ni luz,
ni siquiera una débil claridad. Presentaba planta rectangular de extensión
ilimitada, flanqueada por montañas oscuras, azuladas, coronadas por frondosas
colinas y una especie de tinieblas cubría toda la depresión entre las
elevaciones.
Tenían razón los estoicos, puesto que yo desde ese
momento no tenía una extensión terrestre sino espiritual, y mi presencia estaba
ligada a un lugar en el más allá, que se me hacía muy difícil de reconocer, con
mis humildes conocimientos que poseía como simple cristiano.
Ahora bien, mi presencia en aquel lugar era
dinámica, no encontraba nada somático en mí, solo que existía en forma de
espíritu. Debí de desplazarme envuelto en aquella neblina en medio de millones
de almas, que como la mía caminaban hacia el este. No existía ni día ni noche y
como las horas no contaban, no pude calcular el tiempo que anduve errante por
aquel espacio casi infinito.
Por fin llegué a una especie de paredón que me
impedía seguir adelante. Me acerqué y pude divisar una puerta enfrente de donde
yo me hallaba. Tras un tiempo indeterminado la puerta se abrió, y una voz
misteriosa como si saliera de una sima, me indicó que pasase. Crucé la puerta y
a mi izquierda observé a una figura fantasmagórica. Vestía un hábito morado y
portaba una barba blanca que le llegaba a la cintura. Enfrente de mí se
extendía un lugar oscuro que yo comparé con el de la noche en la tierra, sin estrellas
ni luna que me alumbrasen.
Con la mirada fija hacia la figura, grité con todas
mis fuerzas ¿Dónde estamos? Al no recibir respuesta alguna, le repetí con más
énfasis la pregunta ¿Dónde estamos? Tampoco recibí contestación. Ya
encolerizado por su silencio que me angustiaba, cambié la pregunta y le dije:
¿Qué es esto? Ahora la aterradora voz de la figura me contestó, esto es “LA
ETERNIDAD”.